(RV).- El anuncio de Jesús no es una pátina, un barniz, sino algo que entra hasta al corazón y nos cambia. Lo afirmó el Papa Francisco el martes en la Misa de la mañana en la Casa de Santa Marta. El Papa repitió que seguir a Jesús no quiere decir tener más poder, porque su camino es aquel de la Cruz. En la Misa, concelebrada por mons. Rino Fisichella y mons. José Octavio Ruiz Arenas, presidente y secretario respectivamente del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización, participaron algunos sacerdotes del mismo dicasterio y un grupo de empleados de la Central termoeléctrica y del Taller de carpintería del Vaticano.
¿Cual será la recompensa que recibiremos por seguirte? Papa Francisco desarrolló su homilía partiendo de esta interrogante de Pedro y que, en el fondo, tiene que ver con la vida de todo cristiano. Jesús, observó el Papa, responde que aquellos que lo seguirán tendrán “tantas cosas bellas” pero “con persecución”. El camino del Señor, continuó, “es un camino de ‘humillación’, un camino que termina en la Cruz”. He aquí el por qué, agregó, “siempre habrán dificultades”, “las persecuciones”. Existirán siempre, “porque Él tomó este camino antes” que nosotros. El Santo Padre hizo notar que “cuando un cristiano no tiene dificultades en la vida – todo va bien, todo es bello – algo no funciona”. Se puede pensar que sea “muy amigo del espíritu del mundo, de la mundanidad”. y esto, constató, “es la tentación propia de un cristiano”:
“Seguir a Jesús si, pero sólo hasta un cierto punto; seguir a Jesús como una forma cultural: soy cristiano, tengo esta cultura… Pero sin la exigencia de la verdadera secuela de Jesús, la exigencia de ir sobre su camino. Si se sigue a Jesús como una propuesta cultural, se usa este camino para ascender cada vez más, para tener más poder. Y la historia de la Iglesia está llena de esto, comenzando por algunos emperadores y después tantos gobernantes y tantas otras personas, ¿no? Y también algunos - no quiero decir tantos sino algunos - sacerdotes, algunos obispos, ¿no? Algunos dicen que son bastantes… algunos que piensan que seguir a Jesús es hacer carrera”.
El Papa recordó que había un tiempo, “en la literatura de hace dos siglos”, en el que a veces se acostumbraba decir que uno “de niño tenía ganas de hacer la carrera eclesiástica”. Y recalcó que “tantos cristianos, tentados por el espíritu del mundo, piensan que seguir a Jesús es bueno porque se puede hacer carrera, se puede ascender”. Pero este “no es el espíritu” y es, en cambio, la actitud de Pedro que habla de carrera y Jesús le responde: “Si, te daré todo con persecución”. “No se puede sacar la Cruz del camino de Jesús: está siempre”. Pero el Papa también precisó que esto no quiere decir que el cristiano debe hacerse daño. El cristiano “sigue a Jesús por amor y cuando se sigue a Jesús por amor, la envidia del diablo hace tantas cosas”. El “espíritu del mundo – observó – no tolera esto, no tolera el testimonio”:
“Piensen en la Madre Teresa: ¿qué cosa dice el espíritu del mundo sobre la Madre Teresa? ‘Ah, la Beata Teresa es una mujer buena, ha hecho tantas cosas buenas por los demás…’. El espíritu del mundo no dice jamás que la Beata Teresa, todos los días, por tantas horas, permanecía en adoración… ¡Jamás! Reduce la actividad cristiana a hacer el bien social. Como si la existencia cristiana fuese un barniz, una pátina de cristianismo. El anuncio de Jesús no es una pátina: el anuncio de Jesús llega a los huesos, al corazón, va hasta adentro y nos cambia. Y esto no lo tolera el espíritu del mundo, no lo tolera y por esto ocurren las persecuciones”.
Quien deja la propia casa, la propia familia para seguir a Jesús, notó el Obispo de Roma, recibe cien veces más “ya ahora en este tiempo”. Cien veces junto a las persecuciones. Y esto no puede ser olvidado:
“La secuela de Jesús es justamente esto: ir con Él por amor, tras de Él: el mismo camino, el mismo camino. Y el espíritu del mundo será aquel que no lo tolerará y nos hará sufrir, pero un sufrimiento como aquel de Jesús. Pidamos esta gracia: seguir a Jesús por el camino que Él nos ha hecho ver y que Él nos ha enseñado. Esto es bello, porque jamás nos deja solos. ¡Jamás! Está siempre con nosotros. Así sea”. (RC-RV)
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