2013-05-31 Radio Vaticana
(RV).- Audio El Espíritu Santo es “el autor” del gozo cristiano y para anunciar el Evangelio es necesario llevar en el corazón el gozo que dona el Espíritu de Dios. Lo dijo el Papa Francisco en la Misa de la mañana del viernes celebrada en la Casa de Santa Marta. Concelebraron con el Papa, el cardenal Jozef Tomko, el arzobispo de Faridabad-Delhi, Kuriakose Bharanikulangara y el de Belo Horizonte, Walmor Oliveira de Azevedo. Entre los participantes en la Misa se encontraba un grupo de empleados de los Servicios económicos del Vaticano.
Con las caras “de funeral” no se puede anunciar a Jesús. El Obispo de Roma trazó una línea de demarcación con respecto a una cierta manera de entender la vida cristiana, signado por la tristeza. El Papa hizo esta reflexión basándose en las dos lecturas de hoy. La primera, del profeta Sofonías, reporta la exclamación “¡Alégrate! ¡Grita de gozo, el Señor está en medio de ti!”. La segunda, tomada del Evangelio, habla de Isabel y del hijo que “exulta de gozo” en el seno al oír las palabras de María – de quien el Papa, como el pasado domingo, subrayó una vez más la “prisa” con la que se encaminó en ayuda de su prima. Por lo tanto, observó el Santo Padre, “es todo gozo, el gozo que es fiesta”. Si bien, prosiguió, “nosotros cristianos no estamos tan acostumbrados a hablar de gozo, de alegría”, “creo que tantas veces nos gusta más lamentarnos”. Y en cambio, quien “nos da el gozo es el Espíritu Santo”:
“Es justamente el Espíritu que no guía: Él es el autor de la alegría, el Creador del gozo. Y este gozo en el Espíritu, nos da la verdadera libertad cristiana. Sin gozo, nosotros cristianos no podemos llegar a ser libres, nos convertimos en esclavos de nuestras tristezas. El gran Pablo VI decía que no se puede llevar hacia delante el Evangelio con cristianos tristes, desalentados, desanimados. No se puede. Esta actitud un poco fúnebre, ¿eh? Muchas veces los cristianos tienen más la cara de ir a un funeral que de ir a alabar a Dios, ¿no? Y de esta alegría viene la alabanza, esta alabanza de María, esta alabanza que menciona Sofonías, esta alabanza de Simeón, de Ana, ¡la alabanza de Dios!
Y ¿cómo se alaba a Dios? Se alaba saliendo de sí mismos, “gratuitamente, como es gratuita la gracia que Él nos da”, explicó el Papa, quien estimuló a un examen de consciencia sobre las formas de rezar a Dios dirigiendo esta pregunta:
“Tú, que estás aquí en misa, ¿alabas a Dios o sólo pides y agradeces a Dios?. Aquella es una cosa nueva, nueva en nuestra vida espiritual. Alabar a Dios, salir de nosotros mismos para alabar, perder el tiempo alabando. ‘Esta misa, ¡que larga se me ha hecho!’. La Misa se te hará larga si tu no alabas a Dios, no conoces aquella gratuidad de perder el tiempo alabando a Dios. Pero si tú vas con esta actitud de la alegría, de la alabanza a Dios, ¡aquello es lo bello! La eternidad será eso: ¡Alabar a Dios! Y eso no será aburrido, ¡será bellísimo! Esta alegría nos hace libres”.
El modelo de esta alabanza, y de este gozo, es una vez más la Madre de Jesús. “La Iglesia – recordó Papa Francisco – la llama “causa de nuestra alegría”, Causa Nostrae Letitiae. ¿Por qué? Porque trae el gozo grande que es Jesús”:
Tenemos que rezar a la Virgen, porque trayendo a Jesús nos da la gracia de la alegría, de la libertad del gozo. Nos da la gracia de alabar, de alabar con una oración de alabanza gratuita, de alabanza, porque Él es siempre digno de alabanza. Rezar a la Virgen y decirle, como dice la Iglesia: Ven, Precelsa Domina, Maria, tu nos visita, Señora, tú que eres tan grande, ¡visítanos y dónanos el gozo!”. (MZ, RC-RV)
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