domingo, 23 de diciembre de 2012

LA VERGONZOSA ESTADÍSTICA DEL ABORTO.

Sociedad | La Gaceta


  • EDITORIAL
    La vergonzosa estadística del aborto
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    La ley española ha consentido que se haya dado muerte deliberadamente a casi 120.000 seres humanos en la primera fase de sus vidas inocentes e indefensas.
  • Según el Ministerio de Sanidad, el número de abortos quirúrgicos provocados en 2011 en España fue de 118.359, lo que representa un aumento del 4,71% respecto a 2010, en que se practicaron 113.031. Es decir, en 2011, la ley española ha consentido que se haya dado muerte deliberadamente a casi 120.000 seres humanos en la primera fase de sus vidas inocentes e indefensas. Tener esto presente es indispensable no sólo para comprender la magnitud de este asunto espantoso, sino también para hacerse una idea cabal de la mentalidad de los Gobiernos que promueven –o que no derogan, lo que es lo mismo en la práctica– las leyes abortistas. Porque una cosa son los discursos y otra muy distinta es la realidad.
    Los argumentos basados en la necesidad de más información sexual a los jóvenes y adolescentes, la extensión del uso de anticonceptivos y la promoción del condón como medios para reducir el número de abortos son falsedades de arriba abajo, y más aún si tenemos en cuenta que los abortos llamados quirúrgicos son sólo una parte del total, y probablemente no la mayor: los productos abortivos, los mal llamados anticonceptivos con efectos abortivos, la píldora del día siguiente, los dispositivos intrauterinos, causan un número de abortos provocados incontable en los dos sentidos del término: en el de enorme, y en el de la imposibilidad material de contarlos.
    Este aspecto del fenómeno del aborto provocado no es baladí: los esfuerzos de los Gobiernos, sean abortistas o no, se centran en reducir el número de abortos llamados quirúrgicos, pero no porque estén en favor de la vida, sino porque esos abortos son los únicos que pueden ser objeto de estadística. No les importan las víctimas, sino las estadísticas y los votos que pueden derivarse de ellas. De no ser así, otras serían las leyes en relación con la protección de la vida humana, y otras las políticas al respecto, una vez comprobado que las seguidas hasta ahora causan efectos contraproducentes.
    Si el Gobierno, con la presentación casi clandestina de esta estadística, pretendía minimizar las críticas u ocultar su voluntad de dejar las cosas como están, no lo ha podido hacer peor, pues resulta especialmente sangrante este anuncio siniestro justamente en vísperas de Navidad, cuando el orbe cristiano celebra el nacimiento de Jesús.

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