Procura vivir en la realidad de las cosas. Lo que existe, tal y como existe aquí y ahora, es la verdad que debes afrontar, aceptándola o enfrentándote a ella, pero siempre con los pies en la tierra.
De nada sirve que crees una realidad ficticia, imaginaria, fantástica, para evadirte de una realidad que no te gusta. De nada sirve instalarse en una realidad paralela porque la auténtica, la verdadera realidad, no coincide con tus sueños y te da miedo abrir los ojos.
Date cuenta de la realidad en la que vives, afróntala, enfréntate a ella, lucha con ella para cambiarla si es injusta y no te favorece. La imaginación es un arma mucho más eficaz cuando se usa para mejorar las circunstancias de la vida y no para huir de ellas.
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