Una misionera canaria -cuyo nombre se reserva por motivos de protección- ha enviado una carta a la Delegación de Misiones de la diócesis canaria en la que cuenta cómo han vivido el día de Navidad, entre bombardeos, en los Montes Nuba, Sudán, centro de los enfrentamientos entre el ejército de Jartúm y los hombres del Ejército de Liberación del pueblo sudanés
Noticia digital (01-XII-2012)
Los enfrentamientos continuan en los montes Nuba
Este mes de diciembre los enemigos han estado muy activos. El viernes, 21 de diciembre, tuvimos el bombardeo más severo en varios meses: hasta 29 bombas fueron arrojadas. Eran las 8 de la mañana, y ya empezaron a hacer sus vueltas en el aire antes de arrojarlas. Fueron unas horas terribles. El primer avión dio cuatro vueltas, y en cada una, arrojaba bombas. Cuando ese terminó su misión, apareció otro que nos asustó más, porque lanzaba los proyectiles más cerca.
Fue la primera vez que entré a las trincheras, junto con nuestra cocinera. Estuvimos allí cerca de veinte minutos, bajo tierra, hasta que el avión terminó su misión. No hubo heridos, Dios sigue protegiendo a su gente. Pero el trauma nadie nos lo quita... es una sensación de horror el pensar que las bombas pueden caer cerca y romper nuestros cuerpos en mil pedazos. Ya hemos visto muchos casos de gente rota por las bombas.
El lunes hubo otro bombardeo por la tarde, cuando nos preparábamos para asistir a la Misa de Gallo. Pensamos que querían sabotear nuestra celebración, pero no nos dimos por vencidos, y seguimos adelante.
El 25, día de Navidad, todos teníamos miedo: los misioneros, las autoridades locales... porque la celebración de la Navidad atrae a mucha gente. Nos reunimos cerca de 4.000 personas de todas las capillas. Al inicio de la Misa, una de las autoridades locales informó a la comunidad sobre qué había que hacer en caso de bombardeo. El clima era tenso, pero seguimos adelante con la celebración. A eso de las 14,30 horas paso el avión, pero como había ruido de tambores y cantos, no supimos donde cayeron las bombas.
Al final del día dimos gracias a Dios por dejarnos celebrar la Navidad así, en paz... pero a la medianoche, cuando ya descansábamos, los aviones aparecieron otra vez. Como tengo el sonido registrado muy claro en mi mente, pensé que estaba soñando. Pero no era un sueño: inmediatamente, empezaron a bombardear de nuevo. Me levanté y hablé a las hermanas. Eran las 12:36 horas de la noche, y como estaba oscuro, podíamos ver el resplandor del fuego que las bombas producían al caer.
Esta vez tuvimos un herido, gracias a Dios no muy grave. Pero el terror que esta situación causa es indecible. Ya no podremos ni dormir tranquilos... La gente dice que vino de noche a celebrar la Navidad, porque los últimos bombardeos fueron de día. Por favor, recen por nosotros. Yo siento tener el sonido de los aviones incrustado en la mente. A veces lo escucho en medio del viento, o en medio de los tambores. Mi oído se ha afinado tanto, que esta madrugada me desperté inmediatamente cuando empezaron a acercarse.
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