Hoy era el día de las “inocentadas”, de las bromas, de esas ingenuas noticias falsas que todos los medios de comunicación nos incluían en la oferta informativa que nos ofrecían este día. Hoy en cada casa, en el colegio, instituto, en cada lugar de esta bendita España todos teníamos preparada una broma, de cierta credibilidad, para engañar a quien estaba a nuestro lado. Eran otros tiempos, otros años, mejores sin duda.
Y no porque cualquier tiempo pasado fuera mejor, sino porque de esa época sin “picardear” vivíamos la vida desde la normalidad. La evolución y el desarrollo de la persona se hacía progresivamente y uno se hacía mujer u hombre, con sus ventajas e inconvenientes, con unos valores y educación inculcados de la familia y con la formación académica que cada uno tuviera. Se vivían cada paso de la vida desde la normalidad, sin saltarse ninguno de ellos.
Ahora que todo va cambiando inexorablemente los niños se vuelven en adultos, sin apenas conocer la adolescencia y juventud, todos están harto de todo, casi todos han probado ya todo lo que tenían que probar y hacer durante los años que se han saltado de sus vidas. Algunas familias dejan a los colegios e institutos así como a sus profesionales las enseñanzas que les son intrínsecas, los valores, las virtudes, la educación, el saber estar, el saber convivir, y así nos va. Tenemos viejos, sin ninguna ilusión ni meta en la vida, con menos de 20 años. ¿Y a eso se le llama progreso?
Hoy, más que nunca, quiero tener muy presentes a todos los inocentes que no le dan la oportunidad de nacer, que son vilmente asesinados en lo que es una atroz profanación del vientre materno. Ninguna mujer debería verse en la tesitura de abortar porque las secuelas que deja son el peor precio a pagar el resto de sus vidas. Debemos tener un sistema de protección de las mujeres embarazadas porque así se protege a las criaturas que llevan en su seno materno.
También son santos e inocentes aquellos que mueren a diario por las guerras, por hambre, por el terrorismo o por sangrientas persecuciones por ser cristianos, por defender la fe como principal bien. No me quiero olvidar de aquellos que sufren la cárcel por defender la democracia, la libertad o un ideal de vida. Están en mi mente países como Cuba, Nigeria, Pakistán, Corea del Norte, China, etc., etc. donde la democracia y la fe son perseguidas con penas de cárcel o de muerte.
Hay tantos “Santos Inocentes” tan cerca de nosotros que lo están pasando tan mal...
Por eso, hoy es un día para recordarlos, para saber que existen y están ahí, aquí, en todos los lugares de este mundo que ha perdido el norte porque con ese progreso y desarrollo que quieren imponer se está olvidando de Dios.
No olvidemos que en Dios está toda justicia porque Dios es Amor. Si experimentamos el Amor de Dios, si lo vivimos y lo gozamos nuestra conducta será, totalmente, distinta porque en vez de hacer el mal intentaremos hacer, por los cauces que sean, el bien a nuestros semejantes. Si todos somos buenos y conocemos el Amor absoluto y entregado del Niño Jesús, recién nacido en nuestras almas, no tiene por qué haber guerras, persecuciones, hambre, injusticias, descriminación, abortos...
Hoy 28 de Diciembre es un día para recordar, para conmemorar y, sobre todo, para ponernos en marcha para conseguir, con la ayuda y apoyo de Dios, que este mundo gris y triste se convierta en alegre, esperanzado y lleno de color.
Jesús Rodríguez Arias
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