martes, 1 de noviembre de 2011

EL VALOR DE LA HUMILDAD: A JOSÉ LUÍS SANCHO.

Lo conocí hace, tan solo, cinco meses y ya me pude percatar de que estaba ante un hombre sencillo, lleno de humildad que demostraba a cada paso que sabía, como nadie, donde se movía y presentaba su gran corazón.

Estoy hablando de José Luis Sancho, Jefe de Protocolo y Ceremonial de los Caballeros Hospitalarios. José Luis, hombre de recortada figura, para mí que mido un metro y noventa y tres centímetros todos los son, daba instrucciones sobre lo que hacer y como hacerlo en el Capítulo General donde ingresé en esta Real y Benémerita Institución, nos decía a todos los que ese día ingresábamos,  cómo actuar, qué decir, qué hacer. Cosa de agradecer cuanto estás tan emocionado que no das ni una porque los sentimientos pueden a la razón. Ese fue el primer día que lo vi, que tuve el honor y la gran suerte de poder conocerlo.

Con el paso de los días que componen estos cinco meses he podido comprobar como hace las cosas José Luis, lo hace todo desde una vocación de servicio, de una entrega fuera de todo límite, de agradar y hacer felices a todos, de solucionar problemas, de gestionar, de...

Cuando voy  a un acto que organiza la Institución de los Caballeros Hospitalarios, él está pendiente hasta del último detalle, es el único que escucha la conferencia atento a todos los detalles, a todos los movimientos, a todo lo que pueda hacer falta. ¡Eso es servir en mayúsculas! Desde el campo donde es un experto, protocolo y   ceremonial, sirve a todos y cada uno de los necesitados, desfavorecidos y marginados de la sociedad.

El pasado miércoles 26 de octubre, se celebró en El Puerto de Santa María una conferencia impartida por el Presidente del Consejo Supremo de los Caballeros Hospitalarios, mi querido y admirado Francisco Súnico, y allí estaba él, iba acompañando al Presidente y esposa en representación de la Institución y desde el mismo momento que lo vi supe que Dios me lo había puesto porque es el gran "solucionador" de problemas. Él se encargó de colocar a los máximos representantes, de situar la mesa presidencial, de estar atento para darme el detalle con el que se obsequió a D. Francisco Súnico, él estaba en todo y para todo, pero con modestia, desde la humildad y la sencillez, desde el gran amor que tiene a Dios y a todos los que saben que le necesitan.

Os puedo decir que uno de los honores en mi vida es pertenecer a la Real y Benemérita Institución de los Caballeros Hospitalarios de San Juan Bautista, por el bien que hace desde sus fines originarios que son más actuales por cada día que pasa, pero también le doy gracias a Dios Padre es por haber puesto en mi camino a personas tan extraordinarias a mi alrededor. Gracias a ellas veo que el mundo no está tan perdido como uno puede creer si estamos atentos a los "telediarios", sino que hay personas maravillosas que lo dan todo por amor y servicio a los demás. Gracias, querido hermano y amigo, José Luis, gracias por ese gran corazón, por tu sencillez, por tu humildad, por tu buen hacer diario, por ser un valiente en los tiempos que corren.

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