Apareció en nuestras vidas sin avisar, como suele suceder,y se quedó en ellas para siempre.
Hoy les quiero hablar de un ser entrañable, cariñoso, independiente, gruñón, pero a la vez muy simpático. Les quiero presentar a nuestro gatito Pitufino. Si les cuento la historia de su llegada a casa es algo fuera de lo normal.
Llegué un día del trabajo, era primero del mes de junio, y disfrutaba de horario reducido por lo que llegué una hora antes. Sobre las tres de la tarde y con un calor sofocante en Jerez subí la escalera que da a la parte alta de casa y cuando entré en el dormitorio estaba la puerta de la terraza abierta y entraba ya bastante calor, las cortinas echadas, cuando fui a cerrar la ventana me lo encontré. Sí, allí estaba un pequeño gatito color blanco con el lomo rubito y unos ojos azules cautivadores mirándome, maullando tímidamente, lo cogí en brazos y se acurrucó enseguida en mi regazo, como diciendo: ¡Qué bien se está en casa! Nos nos conocíamos, pero parecía que ya llevábamos mucho tiempo juntos. Enseguida bajé y le comenté a mi mujer la situación, lo dejamos en el jardín para que se fuera, por si acaso había subido y no sabía bajar, y mientras salía volvía a entrar en casa. Hetepheres hizo el tour de vecinos por si era suyo y hasta un chico que lloraba a su hermano, que había fallecido cerca de casa en días anteriores en un accidente se lo quiso llevar, pero la madre no quería animales en su casa y nos lo devolvió, nos lo devolvió y se quedó para siempre.
Al principio se quedaba fuera, en la terraza. Un día un gato negro y feo subió y se peleó con esa pequeña bolita blanca y desde entonces duerme en casa, vive en casa el tiempo que él quiere, claro está. Los gatos son animales independientes y cuando quieren estar, están y cuando deciden lo contrario lo llevan a cabo.
Como tiene esos ojos azules tan bonitos mi mujer le puso el nombre de Pitufino y se le ha quedado para siempre y responde a nuestra llamada. ¡Él es pitufino!
Pitufino ha crecido bastante, lleva seis meses con nosotros, y ha engordado mucho pues no para de comer, le encanta comer: Comer, dormir, corretear, mirar a los pajaritos y otras cosas que no voy a señalar hoy aquí. Es una bola blanca y con retazos rubios. Es un gato que no maúlla nunca salvo cuando tiene hambre, pero a pesar de que es muy silencioso, es muy expresivo. Cariñoso, gruñon, independiente, acogedor, juguetón, comilón, dormilón y en estos últimos tiempos muy sinvergüenza. Hetepheres siempre me dice: "Jesús tenemos un gato adolescente". Debe ser por eso que en las últimas fechas se vaya de casa y esté fuera muchas horas. Cuando vuelve lo hace lleno de arañazos, herido y muy sucio. Hoy ha aparecido por casa a las seis y media de la tarde, desde las seis de la mañana que se fue, y cuando lo ha hecho ha venido hambriento. Le he dado su baño, no le sienta nada bien que lo haga, y tras secarse con su lengua se ha quedado profundamente dormido, hecho una bolíta esponjosa de pelo y oliendo a jabón. Porque en casa somos muy tradicionales, aquí nada de geles especiales, aquí jabón del de toda la vida.
Pitufino por méritos propios se ha convertido en uno más de la familia. A mí me conquistó desde el primer día, a Hetepheres también y hasta Conchi, muy reacia a los gatos porque no le gustan, le ha aceptado e, incluso, podría decir que le ha cogido cariño. Cariño que le tienen mi madre, mi tía y todo el que ve una foto de este adorable gatito de ojos azules, pelo esponjos blanco y con mechones rubios.
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