Es una buena costumbre iniciar el día ofreciendo a Dios todas las obras. Te propongo esta sencilla oración, que puede resumir tus sentimientos más profundos:
"Señor, al comenzar este nuevo día te ofrezco las penas y las alegrías, los esfuerzos y dificultades, las horas de diversión y de trabajo.
Acéptalas, Señor, por los oprimidos, por los que sufren, por los que tienen hambre y frío. Sobre todo, Señor, por aquellos que de una u otra manera necesitan ser liberados de la opresión de sus propias pasiones.
Danos a todos un corazón noble y generoso, grande como el horizonte, indómito para la injusticia y la mentira, sediente de infinito, a fin de colaborar en la construcción de un mundo mejor".
Sencilla oración que puede tener la virtualidad de hacerte pasar tu día con más fecundidad.
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