lunes, 28 de noviembre de 2011

HISTORIAS DEL TREN.

           
 Decir que soy usuario de RENFE de hace mas de cinco años y lo que voy a contar y exponer aquí lo hago con suficiente conocimiento de causa.

De este Ente Público se ha escrito ríos de tintas, se han contado mil y una historias, algunas buenas y otras no tanto. Creo que la historia de los ferrocarriles en España va pareja a la de los ciudadanos, sean usuarios frecuentes o no, y eso ya denota que este servicio está intrínsecamente metido en todas las capas de la Sociedad. Por eso hablar de RENFE es tan fácil o difícil como hablar de lo cotidiano, del día a día, de nuestra vida.

 Desde que empecé a salir con mi novia, actualmente mi mujer, hasta que me casé utilicé este medio para ir de San Fernando a Jerez, ciudad donde residía y residimos, así como cuando contraje matrimonio hago el camino a la inversa todas las mañanas para ir al trabajo. Soy asiduo usuario del Cercanías de las siete de la mañana. Puedo decir, sin temor a equivocarme, que lo mejor de los viajes son los compañeros de trayecto con los que vas creando una bonita amistad y donde se forman verdaderas tertulias donde se tocan todos los temas. De todo y de todos se aprende.
 Eso es lo mejor porque lo menos bueno suele ser un compendio de varias cosas que, a priori, chocan y después no entiendes nada.

Cuando vais a la Estación de Jerez, veis varias vías y sólo una tiene control de acceso: La de Cercanías. Las demás que se utilizan para Regionales y los Altarias, antiguos Talgos, no tienen el mencionado control ni sus usuarios tienen ningún tipo de restricciones. Esto, por sí, ya es chocante. ¿Por qué unos sí y otros no? Cuando estamos esperando el tren, los usuarios de Cercanías de la Estación de Jerez tenemos la sensación de ser viajeros de segunda, que generamos desconfianza en comparación de otros usuarios que utilizan otras plataformas.

Recuerdo, y de esos tengo muchos, cuando previo a una huelga general en el sector público le pregunté a un Interventor, antiguos revisores, si RENFE hacía huelga, cual era el horario si iba ser así y con unos malos modos, alzando la voz para que se enterara todo el vagón, incluso el tren entero, me hizo ver, con grandes aspavientos, que ellos no eran “funcionarios” que eran empleados públicos y no unos “flojos”. Me sentí herido, me imagino que como la mayoría de los viajeros de esa hora porque son en su mayoría estudiantes, funcionarios y militares, y le contesté con educación todo lo que pensaba de lo que me exponía. La verdad es que no me suelo callar cuando se están cometiendo injusticias o tropelías. Ese es un caso, hay otros, así como cuando el tren sufre una avería en circulación como cuando esperas en la Estación, ya puedes llegar tarde al trabajo, a la Universidad, a los compromisos que tengas porque RENFE NO INFORMA DE NADA hasta que pasa bastante tiempo. Los usuarios, al parecer, no tenemos derechos. Deberes, sí y hay que cumplirlos todos, pero derechos para nada. ¡Qué nos hemos creído! Pagamos por dos veces el servicio y somos tratados como unos auténticos parias. Digo bien, pagamos primero con nuestros impuestos y después cuando pagamos el susodicho billete que nos da acceso a viajar a la localidad que vayamos, pasando por el control si eres de Cercanías, y para colmo ahora se han sacado de la manga una nueva normativa. A la que podríamos denominar: “CUPO MÁXIMO DE ACCESO DE BICICLETAS AL TREN”. Cuando en Europa se fomenta el uso de las bicicletas por ser un medio de transporte totalmente ecológico y que para colmo es bueno para la salud, en Renfe pueden acceder, nada más, que un número limitado. Por consiguiente: A algunos viajeros se le impide el paso y otros han preferido no usar dicho medio de transporte. De esto los profesionales no tienen culpa, pero los rectores sí. A los primeros siempre les digo que representan, cuando están “echando para atrás” a los viajeros con bici, a la España de las prohibiciones, la España de antes del 20-N.

Hoy varios compañeros de tertulia mañanera me han dicho: A tí que se te da bien escribe un artículo en sedvaliente.blogspot.com contando nuestras peripecias como viajeros de Renfe-Cercanías y lo he hecho. No sé si habré llegado a transmitir lo que sentimos y no sé si mañana habrá más historias. Lo que sí sé es que a las siete de la mañana estaré cogiendo el tren para ir a San Fernando a trabajar, charlaremos abiertamente en tertulia y que volverán a ocurrir mil peripecias.


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