Poco a poco va tocando a su fin el tan cacareado día de reflexión. Es verdad, cuando termine este lluvioso sábado se escribirá una nueva página para la historia de España. Así es y será siempre.
Creo, que en estos comicios sobra el día de reflexión salvo que reflexionemos que ropa nos vamos a poner mañana, si vamos a almorzar en casa o fuera, si tenemos alguna visita que hacer, a qué Misa acudir..., porque lo que se dice meditar sobre lo que vamos a votar este año no creo que proceda, toda vez, que eso es una cosa decidida ya hace mucho tiempo, años diría yo, en esta querida Nación. Por el ambiente general que palpo en la calle la gente quiere cambio, quiere algo nuevo que de fiabilidad económica, trabajo, seguridad y sobre todo que vuelva la normalidad a esta España tan convulsa. Podemos, y debemos reflexionar, aunque pienso que ya está todo decidido.
Se va acabando, inexorablemente, el día para la reflexión y se acerca, sin pretextos, el día en el que los españoles estamos convocados a las urnas para decidir a quienes queremos que nos gobiernen y representen en el próximo cuatrienio. En nuestras manos está todo, por el bien de España actuemos con cordura y sensatez.
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