Retomar algo donde otro lo dejó es delicado. Cuando se filmó la continuación de "Lo que el viento se llevó", considera la presión a la que estarían sometidos los actores que tenían que recrear los papeles interpretados por Vivian Leigh y Clark Gable. No sólo tenían que conseguir interpretaciones creíbles por sí mismas, sino que eran constantemente comparados con la Escarlata y el Rhett originales.
Nosotros podemos temer dificultades similares. Si reemplazamos a una persona querida y que tuvo que partir bajo condiciones favorables, podemos acabar siendo recordados constantemente que nuestro predecesor hizo las cosas de modo diferente. Y a la inversa, si la persona fue expulsada, somo conocidos como el que la sustituyó en tal y cual trabajo. En cualquiera de ambos casos, es difícil establecer nuestra propia identidad a la sombra de nuestro predecesor.
La mejor, y única, cosa que podemos hacer cuando nos enfrentamos a una situación así es la de centrar nuestra atención en la tarea que tenemos a mano. No podemos cambiar lo que hizo o dejó de hacer la persona que ostentó el cargo antes que nosotros. Lo único que podemos controlar son nuestras propias acciones.
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