Sinceramente, creí que a estas alturas de mi vida no encontraría una persona así.
Visto lo viento y viendo lo que se está viendo en el mundo de la política, me parecía que este tipo de personas ya no existían. A todo servidor público que se tercie se le presume vocación de servicio a todos los ciudadanos, sin distinción, y que su trabaja redunde en beneficio de la Ciudad, Provincia, Autonomía o Nación. Se le presume aunque, por desgracia, estamos desacostumbrados a ello. Atrás quedaron esa filosofía de SERVICIO A ESPAÑA Y A LOS ESPAÑOLES de Adolfo Suarez, Marcelino Oreja, Alfonso Osorio y, nuestro querido amigo, José Manuel Otero Novas. Eran otros tiempos, eran los tiempos que la "cosa" política era VOCACIÓN DE SERVICIO A ESPAÑA con todas sus consecuencias. Atrás quedaron los grandes políticos de la Transición Española y los primeros años de nuestra Democracia. Ahora cuando hablamos con ellos son un libro abierto de la España más reciente, más ilustrada, más grande porque a partir de entonces y con la llegada del PSOE de "ínclito" Felipe González todo fue desprestigio, solo salvado por las dos legislaturas del Gobierno Aznar, hasta llegar, no al desprestigio, sino al ridículo más espantoso con el "Gobierno" del desaparecido Rodríguez Zapatero.
Trabajo en la Administración como Funcionario de Carrera con dos oposiciones aprobadas. En los Ayuntamientos se ven y se tratan, de primera mano, a políticos y, a fuerza de trabajar con ellos, ves su capacidad, su entrega, sus defectos porque al ser el trato más directo también esta percepción es más directa.
No lo conocía personalmente, las familias sí, eso es lo que pasa por ser de un "pueblo", que es Ciudad, que nos conocemos todos los oriundos de allí. Cuando me llamó para despachar creo que, con solo mirarnos, sintonizamos al momento y dejando a un lado el aspecto profesional, empezó entre nosotros, como sin quererlo, a nacer una sintonía espiritual muy grande. Los dos somos católicos, los dos nos consideramos democristianos, los dos tenemos un alto concepto de la espiritualidad. Cuando salí de su despacho me fui, honestamente reconfortado en lo profesional y también en lo espiritual.
Después de muchos años, voy camino de los 42 años, me encuentro a un hombre que quiere servir a su pueblo y en consecuencia a España desde su cargo de Teniente de Alcalde y Delegado del Área más difícil y complicada siempre y más ahora con la crisis galopante que nos acecha. Manolo, no estaba acostumbrado a ver, a tratar y hablar con un hombre coherente con su fe y sus ideas y todas ellas para ponerlas al servicio de los demás, como tienen que hacer los cristianos, los católicos todos los días y en todos los campos de actuación, y al servicio de esta nuestra querida Isla y España.
Vaya mi reconocimiento personal a un valiente: En su faceta como servidor público, en su faceta como marido y padre de familia, en su faceta más personal y humana, en su faceta como cristiano coherente con su fe. Vaya mi reconocimiento y mi apoyo a Manuel Raposo Lagóstena. Ha sido y es un orgullo el poder haberlo conocido y contar con tu amistad.
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