En caló mal bajío es sinónimo
de mala suerte o lo que es lo mismo, en términos coloquiales, mal fario. Es
verdad que aun siendo algo incrédulo con este tipo de cosas si os puedo decir
que conozco algún que otro gafe, que es la persona que atrae la mala suerte,
como un señor que se afilió a un partido y al poco se hundía hasta desaparecer,
se hizo presidente de una institución cultural que atesoraba ciento trece años
y no llegó a celebrar el decimocuarto pues esta se disolvió. A mí me pidió un
libro que me había prestado y cuando se lo devolví el bajío salió de mi casa.
Cuando me lo encontraba, me hacía la señal de la cruz, por si acaso. Otros,
cuando cogían el tren, hablo de hace años, siempre se estropeaba entre El
Puerto de Santa María y Puerto Real, en mitad de la nada. El que es gafe lo es
desde la mayor naturalidad porque no se da cuenta de lo que sucede a su
alrededor o simplemente pasa asumiendo su realidad.
Igual que hay personas que son
verdaderamente supersticiosas y no pasan por debajo de una escalera por nada
del mundo, les aterroriza ver a un gato negro, menos que se cruce en su camino,
le hace tener mal cuerpo los martes y los viernes trece, o cualquiera otra
circunstancia que evitan. Este tipo de situaciones es consustancial con el ser
humano y su forma de apreciar las cosas.
Yo, he de confesar que con lo que tenga que ver con los muertos no quiero absolutamente nada. No suelo ir a los velatorios, salvo casos muy íntimos, por supuesto no me acerco nunca donde está el cristal donde yace el difunto por nada del mundo, no lo he hecho ni con mi madre, que a su vez era igual que yo, si nos cruzamos por carretera con un coche fúnebre, vaya con o sin clientela, dicho con todo respeto, se me pone muy mal cuerpo, y así todo. Pero no lo hago por superstición sino porque me supera en todos los sentidos.
Pasar nuestra existencia
temiendo tener mala suerte, mal fario o bajío, hacer cuanto esté a nuestro
alcance para alejar ese mal de nuestras vidas. Es vivir sin vivir y quién lo
padece sufre mucho porque ve situaciones adversas en mucho de cuanto le rodea. Leer
y hacer caso a los horóscopos ya me parece una temeridad sabiendo cómo funciona
esta sección, querer informarse del futuro inmediato mediante tarot, videntes,
es dejarse los cuartos para nada. Después cuando el día a día transcurre y se
comprueba que las predicciones no se han cumplido se echa mano del bajío. Con
todo esto muchos son los que se pierden cuanto ocurre en el presente por querer
saber lo que les deparará el futuro. ¡Mal andamos, amigo Sancho!
Mi consejo en ponerse en manos
de Dios y no hacer tanto caso a lo que da o no mala suerte o lo qué pasará
pasado mañana. Cuando lo haces vives feliz, más tranquilo, porque al final
sucede siempre lo que es mejor.
Jesús Rodríguez Arias
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