lunes, 16 de enero de 2023

* GUSTAR A TODOS

 

El querer gustar y agradar a todos es una pérdida de tiempo porque al final no se consigue absolutamente nada...

De esto va mi artículo de este lunes en Andalucía Información - Información San Fernando.

Jesús Rodríguez Arias

GUSTAR A TODOS

Es imposible pues siempre habrá alguien que no comparta tus formas, opinión, y estilo de vida. Nadie puede gustar a todo el mundo y además no es bueno que así sea.

A lo mejor el secreto radica en vivir la vida sin importar lo que los demás piensen de uno. Para llegar a esta conclusión tienes que haber recorrido un trecho generoso de tu particular sendero existencial pues cuando somos más jóvenes e idealistas pensamos mucho más en gustar al resto, en ser aceptado a nivel general, prestigiado por propios y extraños, ser queridos por todos sin excepción.

El mantener esa permanente anuencia del respetable hace que no hagas, digas, pienses, lo que en verdad quieres sino lo que le gusta al resto. En el mundo virtual de las redes sociales eso se ve enseguida. ¿Cuántos publican y están controlando el número de “me gusta”? Todos parece que queremos estar en ese atrio de la influencia social y comunicativa, mostrando una vida que en ocasiones dista mucho de la realidad, ofreciendo pensamientos y vivencias amén de amarguras por el solo hecho de ser aceptados por la plebe.

Nada de lo que hagas puede gustar a todo el mundo pues muchas veces los que hoy te aplauden mañana te critican, los que hoy te quieren lejos mañana te admiran. Lo que hay que intentar por todos los medios es ser libre, veraz, y coherente en planteamientos de vida, pensamientos, y la forma de expresar los mismos. Ser siempre uno mismo esté donde esté y con quién esté.

Cuando se consigue, tendrás gente que te aplauda, otras te criticaran abierta o sesgadamente, pero al final conseguirás lo que pocos: Ser una persona de fiar y por tanto respetada.

Para ser libre, veraz, y coherente ante todos tienes que serlo también contigo mismo. Es ponerte cada día, cada instante, tu propio listón lo más alto posible, pensar mucho antes de hacer o decir pues la conducta propia y con los demás tiene que ser de aplastante coherencia.

Muchos son los que me preguntan si a la hora de escribir esto o aquello pienso en mis lectores y siempre les contesto que no, que escribo lo que la divina inspiración me va dictando, me tiene que gustar a mí primero, corrijo cada texto mil veces antes de darle el visto bueno y enviarlo para que se publique. Siempre recordaré a un lector un poco molesto con un artículo de opinión que me dijo: ¿Usted que ha querido decir con lo que ha expresado? Pues justamente lo que he escrito, fue mi contestación.

Tanto en la esfera pública como privada nada de lo que hagas será bien visto por todos. Si en un matrimonio, que lleva una vida en común, existen en ocasiones diferencias de criterios dígame con lo que trasciende del ámbito íntimo y familiar.

Por eso pienso que el querer agradar a todo el mundo es una verdadera pérdida de tiempo porque al final no se consiguen ninguno de los objetivos marcados y además resquebraja la personal forma de ver y entender la vida que cada cual tenemos. Para ser libre y coherente hay que pagar un alto precio que es estar preparados porque muchas personas te pueden dar la espalda, algunos incluso conocidos a los que creías amigos. Es la soledad el necesario peaje para vivir desde la libertad.

Tener criterio propio y exponerlo con total libertad no quiere decir que desprecies al resto en sus planteamientos ya que aun estando en las antípodas de pensamientos el respeto mutuo debe rodear cada uno de nuestros actos. Si todos fuésemos algo más respetuosos con los demás seguro que la vida nos iría mucho mejor que nos va y la sociedad sería más rica en valores.

Ruego a todo aquel que tenga la oportunidad de escribir en una tribuna de opinión, todo el que se ponga tras un atril, exprese en total libertad lo que en verdad crea y sienta. Dios nos ha regalado un don para ponerlo al servicio de la Verdad que no busca tanto la autocomplacencia ni el falso aplauso sino el inquietar conciencias.

Fácil ya digo no es, pero si muy gratificante al final.

Jesús Rodríguez Arias


No hay comentarios:

Publicar un comentario