lunes, 23 de mayo de 2022

* ALÉRGICO

 

La primavera la sangre altera y también las alergias estacionales que nos dejan zaheridos con un pertinaz cansancio y malestar. Pero hay otro tipos de alergias que son más dañinas.

En mi semanal tribuna de todos los lunes en Andalucía Información - Información San Fernando os detallo a lo que soy alérgico.

Jesús Rodríguez Arias

ALÉRGICO

Soy alérgico al polen y por eso en estas fechas es frecuente tenga los ojos llorosos, picor en la garganta, inflamación de vías respiratorias, nariz taponada, picor en la nariz, goteo nasal y estornudos con las molestias añadidas que eso conlleva.

Esta alergia estacional pasa y todo vuelve a la normalidad, pero reconozco que padezco de otros tipos que hacen que me encuentre tan cómodo en La Atalaya de Villaluenga del Rosario alejado un poco de todo y de todos.

Me reconozco alérgico al buenismo, a lo políticamente correcto, a dejarme llevar por una sociedad cada vez más putrefacta, donde los valores y las virtudes, amén del esfuerzo y el honor, quedan aparcados en el arcén del olvido.

Alérgico a legitimar con palabras y hechos a quienes por sus obras se han deslegitimado. Debo confesar que no puedo mirar hacia otro lado y poner buena cara ante los defensores del terrorismo, los que atacan sin piedad un día sí y otro también a España y por ende a los españoles, a los traidores que por sus torcidos intereses son capaces de vendernos a los demás a precio de saldo, a los dictan normas contrarias a la vida, a los que quieren aniquilar los pilares básicos de nuestra sociedad, los que con normas y hechos nos les importa pisotear la Fe, a esos que día a día envilecen nuestras vidas.

Alérgico al postureo, al protagonismo, a estar sea como sea en el melón y en la tajada. Postineo hay mucho en todos los sitios, afán exacerbado de protagonismo, necesitar de figurar más que estar. Sabedores de que una imagen vale más que mil palabras hay que cuidar mucho la de uno pues representa ante todos quién eres. Por eso hay que ser muy selectivos con las compañías ya que uno no debe salir en la foto al lado de cualquiera cuando ese otro representa el deshonor y la iniquidad. En esta vida y más cuando no debes nada a nadie se tiene que ser lo más selecto posible no solo en ámbito de la amistad sino entre los mismos conocidos. Tú marcas la diferencia entre ser creíble y coherente a convertirte en todo lo contrario.

Alérgico a esos que se dedican a gobernar nuestras instituciones son capaces de menospreciar a los que en verdad sirven a España y a los españoles, llámense Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y Fuerzas Armadas, pisoteándolos con despectivas definiciones u olvidarse de equilibrar sus sueldos respecto a otras fuerzas de seguridad ya sean en el ámbito autonómico o local.

Alérgico a las actitudes caciquiles vengan de donde vengan. Nadie es más que nadie y más cuando se ostenta un cargo de poder. Alérgico a los ademanes ciertamente chulescos de aquellos que llevan demasiados años dirigiendo el cortijo que creen es suyo y que todo lo que pase tanto dentro como fuera de cada casa tiene que contar con su anuencia. Muy alérgico de quienes sabiéndolo les siguen el juego y comprensivo con quienes agachan la cabeza ya que una sola discrepancia puede suponer graves perjuicios tanto a nivel personal, profesional como personal.

Alérgico de tanta mentira e impiedad, de tanto deshonor como desvergüenza, de tanta programada incultura que hacen que nuestros semejantes no tengan argumentos propios. Alérgico de quienes un día sí y otro también atentan gravemente contra la Libertad ya sea de expresión, cátedra, individual o colectiva. Nadie está legitimado a interferir en la sagrada privacidad del resto.

Alérgico de la zafiedad que nos rodea, de los que atentan contra nuestro honor, los que pretende insultar, sin conseguirlo, nuestros insondables principios que son los nos hacen libres e iguales ante todos.

Alérgico a un mundo demasiado globalizado, individualista, alejado de la belleza, lo exquisito, lo importante. Alérgico a los que promulgan uniformidad de pensamiento, los que quieren que en el mundo todos seamos tan iguales que perdamos nuestra propia identidad.

El jueves me preguntaba mi amiga y hermana Gema Rodríguez Estévez cómo había sido capaz de desconectarme del mundo. Lo he conseguido no tanto por una concepción ascética de la vida sino por pura supervivencia.

Mi mirada se pierde en el horizonte de la cercana montaña, respiro y mi corazón se encuentra henchido en paz. Esa sensación en verdad no tiene precio.

Jesús Rodríguez Arias

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