Cuando Dios te da una segunda oportunidad en la vida hay que saberla aprovechar para hacer una transformadora revisión de todo lo que te acontece.
Pues de esto y algunas cosillas más hablo hoy lunes en mi tribuna de Andalucía Información - Información San Fernando...
Jesús Rodríguez Arias
BENDITA GLORIA
A gloria bendita me sabe este tiempo de Gloria…
Y es que después de unos días tan intensos como los vividos en esta pasada Cuaresma y Semana Santa tanto a nivel litúrgico, espiritual y cultual donde hemos conmemorado la Pasión y Muerte de Jesús, llega el tiempo de Gloria, de Pascua de Resurrección, y ya todo es alegría porque Cristo en persona se ha encargado de vencer por nosotros las oscuridades de la muerte.
No quiero dejar pasar la oportunidad de felicitar a todas las Hermandades y Cofradías que han hecho sus salidas penitenciales por las abarrotadas calles de San Fernando ofreciendo un testimonio de Fe pública y una catequesis plástica sin parangón. Dar mi enhorabuena y también las gracias por su coherencia demostrada tanto a Afligidos, Medinaceli y Ecce-Homo que no efectuaron sus salidas penitenciales el pasado Lunes Santo ante las inclemencias del tiempo. Habéis demostrado que hacer estación de penitencia es un medio, no el fin de la Hermandad. Vuestras decisiones son un ejemplo ante los que piensan que hay que salir sea como sea, aunque después sea un verdadero desastre.
He de reconocer que antes era más de Cuaresma y Semana Santa. Ahora con el discurrir de los años y cuanto ha ido aconteciendo en mi vida debo confesar que soy más del tiempo litúrgico en el que ahora estamos ya que fue un Lunes de Pascua de hace ocho años cuando Cristo Jesús me dio una segunda oportunidad ya que en dos mil catorce me intervinieron quirúrgicamente en Madrid. Una semana antes había salido revistiendo mi túnica en Afligidos siendo esta la última vez ya que por las disfunciones que padezco me es del todo imposible enfundarme el blanco hábito nazareno con botonadura y antifaz grana.
Ocho años viviendo cada día como el milagro que es, ocho años en los que ha habido días muy buenos y otros mejor no contarlos, pero siempre dando gracias a Dios porque hace precisamente ocho años me permitió una segunda oportunidad donde era necesario hacer una revisión total de mi vida, de lo que era prescindible, casi todo, y lo que es intocable. En ese filtro quedaron amigos que nunca lo fueron, situaciones, momentos, responsabilidades adquiridas que quitaban demasiado tiempo y también salud.
Ocho años para comenzar de cero pues cuando pasas por una situación como esta debes superarte todos los días, afrontando cada situación con una sonrisa sabiendo lo que en verdad tiene importancia y lo que no la tiene. Os puedo garantizar que los imprescindibles se convierten en sagrado y lo que no entra dentro de ese campo comprendes, aun pesándote, que no vale la pena…
Para mí este tiempo de Gloria es como abrir la ventana cada día para ver amanecer, para que entre aire fresco y puro que nos oxigene de fuera para dentro. Cada mañana abro la ventana y me acuerdo de estas letras de la canción Aire de José Mercé: “Abre la ventana, que a mí me da mañana, al cuarto y la cocina. Aire, aire, aire pasa, aire nuevo aire fresco pa’ la casa”.
Aire que limpia el alma cuando cierras los ojos y respiras con calma…
Aire puro que entra hasta llegar a los pulmones, aire que refresca la mirada. Aire que rompe en mi rostro despertándome cada mañana mientras escucho el piar de los pajarillos revoloteando en los tejados, el perro ladra donde le da la gana, el gallo canta un nuevo día, los tenues balidos de las cabras payoyas y las ovejas merinas de Grazalema anuncian que empieza la jornada y nos recuerda que todo está por hacer al abrir mi ventana.
Que el trabajo, los estudios, las responsabilidades, las mil cosas donde nos encontremos metido, no nos quiten tiempo para decir un te quiero a la persona amada, demostrar el amor es lo más noble e importante que debemos hacer en nuestra vida. Que no se nos quede en el baúl de los recuerdos un te amo, una palabra de cariño o de apoyo sincero. Hechos y no palabras porque el día que seamos conscientes de que todos los días son únicos e irrepetibles nos daremos cuenta de que en el mejor de los casos hemos desperdiciado media vida.
De nosotros está aprovechar lo que nos quede.
Jesús Rodríguez Arias