lunes, 15 de febrero de 2021

*EL MUNI

 


 

Pasan los días, pasa la vida...

Y de esto va mi tribuna de todos los lunes en Andalucía Información pues va dedicada a un hombre que se ha pasado toda una vida sirviendo a su Pueblo, a sus vecinos, a España, a la Ley y el Orden de forma mesurada, conciliadora y que ha dejado un recuerdo imborrable de buen hacer.

Este artículo tiene especial dedicatoria...

Está escrito cuando la noche se hace madrugada en el escritorio de La Atalaya y la inspiración surge con aromas de brandy y puro.

Jesús Rodríguez Arias




EL MUNI

Foto E.M.

Reconozco que soy muy de Machín porque mi madre también lo era. Ella se sabía todas sus canciones que tatareaba mientras trajinaba en casa. Tenía varias favoritas como “Madrecita”, “Angelitos negros” y “Toda una vida”.

Pues toda la vida es lo que ha estado mi querido y admirado Antonio Benítez Román ejerciendo de Policía Municipal en el pueblo que me ha acogido en la madurez de la vida y en el que soy inmensamente feliz: Villaluenga del Rosario.

Sí, porque Antonio empezó a trabajar hace cuarenta años en el Ayuntamiento, tres en labores administrativas y los últimos treinta y siete como Policía Municipal. Ejercer esta autoridad en un pueblo tan pequeño donde la mayoría de sus vecinos son familia debe ser muy complicado porque aquí no vale tanto el “ordeno y mando” sino ejercer la autoridad con mucha mano izquierda y diplomacia amén de un talante tranquilo y conciliador. Y eso es lo que ha hecho este querido amigo durante cerca de cuatro décadas que lleva revistiéndose con ese uniforme que ya cuelga del armario.

Antonio Benítez Román puede escribir varios libros contando solamente lo anecdótico pues ser el único Policía en su pueblo seguro que más de un día tendría verdaderos quebraderos de cabeza y otros serían muy satisfactorios.

Se puede decir que de casta le viene al galgo pues ese espíritu conciliador, de hombre de paz, de persona tranquila y mesurada, conforma el carácter de su querido padre Gabriel Benítez que hace muchos años fue Juez de Paz del lugar y que trabajó toda su vida en el campo, con el ganado siendo pastor y cabrero.

Antonio es un hombre que atesora el cariño y el respeto de toda Villaluenga, cosa que es ciertamente difícil de conseguir y más desarrollando las funciones que le ha tocado llevar a cabo. Ha ostentado la máxima confianza de las personas que han ejercido el cargo de alcalde o alcaldesa de las distintas corporaciones municipales porque desde siempre ha servido al Pueblo con la máxima entrega profesional y personal. Respeto que ha sobrepasado fronteras territoriales porque por su normal bonhomía es admirado por sus compañeros de la Policía Local de la Sierra y Provincia de Cádiz, del Cuerpo Nacional de Policía, Guardia Civil, Bomberos, Fuerzas Armadas… Ha sido distinguido y condecorado en más de una ocasión.

El Muni es el sobrenombre por el que es en verdad conocido y que es una verdadera demostración de qué por una vez, sin que sirva de precedente, una persona puede ser profeta en su tierra.

Ahora nuestro querido Antonio tendrá más tiempo para dedicarse a las cosas que en verdad le gustan como es pintar en el “soberao” que algún día bauticé como la “buhardilla del arte” donde se pueden ver infinidad de cuadros, pinceles, lienzos en blancos o con algunos trazos de inspiradora creación, libros y una colección de música nada desdeñable mientras de fondo escuchas el compás de una guitarra y la inconfundible voz de Camarón de La Isla o de José Luis, Selu, Figuereo Franco conocido como “El Barrio”. También puede escribir ese libro que siempre tiene pendiente de empezar como el palabrerío de Villaluenga u otro que tenga que ver con este mágico lugar. Puede dedicarse a las cosas del arte, puede inmortalizar un instante por medio de la fotografía, puede irse al campo con su padre, puede, cuando la situación lo permita, quedar con ese amigo para charlar de lo que brote del alma mientras toman una copa de ese delicioso vino que él bautiza como de la “sacristía” y que cuida con veneración o estar con su familia, casi siempre la eterna olvidada y más cuando se ejerce una profesión en la cual no tienes ni día ni hora. Personalmente admiro mucho a Catina porque para ser mujer de un policía tiene que estar hecha de una pasta especial y lo digo con conocimiento de causa…

Disfruta de la jubilación que te has ganado a pulso porque ya no tendrás que levantarte a las tantas para ir, junto a los servicios de emergencias, a buscar a ese senderista que se ha perdido, ya no tendrás que volver a casa cuando en muchas ocasiones la noche se ha hecho madrugada…

Tiene mi admiración y respeto así doy gracias a Padre Jesús de tener el honor de contar con su amistad.

Jesús Rodríguez Arias



No hay comentarios:

Publicar un comentario