DE POCO UN TODO
ENRIQUE / GARCÍA / MÁIQUEZ / | ACTUALIZADO 23.02.2014 - 01:00
El pensamiento derrapante
ESTA frase de Jorge Bustos hay que memorizarla: "Pero todas las tesis entrañan una generalización como todos los tontos un caso particular". Resulta muy práctica para defenderse del que arremete contra las teorías a golpe de casuística estrambótica. No suele ser el problema que tengo yo con los que discrepan de mis artículos, porque no hay tontos entre mis lectores, por suerte mía.
Sin embargo, sí me están haciendo últimamente una pirula dialéctica bastante curiosa. Y conste, antes de nada, que agradezco muchísimo todos los comentarios, incluidos los críticos, incluso los piruleros o derrapantes. Pero, ¿de qué se trata? Pues de usar como argumento un cambio drástico de tema. Ejemplo: hablo del aborto, y el comentarista me dice que no... porque los inmigrantes de Melilla. Otro ejemplo: hablo de los sefardíes y alguien me exige que hable, antes, de la memoria histórica de Zapatero.
Y ojo, que yo estoy de acuerdo con que no se puede tener una teoría de nada si no se la tiene de todo. Por eso el título general de estas columnas es De poco un todo, pero comprenderán que en un artículo de 400 palabras uno ya tenga bastante con apuntar una idea, dejando en el aire muchas facetas del mismo tema, confiando en que los lectores ya extraerán, como hacen, el jugo por su cuenta. Con darles trabajo me tengo que conformar. Si a cada cosa se me afea no haber hablado de otra, entramos en el puro derrape intelectual, porque cuando hablase de ésas, se me exigirá hacerlo de aquéllas (cuáles sean), en una persecución infinita, como tratando de alcanzar el horizonte.
Me quejo porque no es sólo un problema mío. Se ha impuesto en la sociedad, si se fijan. Diría que es una consecuencia (otra) del parlamentarismo pirulero que padecemos. Los políticos siempre lo hacen: ponen el ventilador, sueltan lo suyo venga a cuento o no, y señalan al contrario, a su hígado, que es lo que trabajan, en vez de hacer un análisis ponderado y racional del asunto. Que ellos lo hagan, está mal; que se nos pegue, es peor.
¿Y la cosmovisión, la idea global, el cimiento firme de todo el pensamiento? Por supuesto, claro que sí. Pero la manera de conseguirlo es poco a poco, paso a paso, discutiendo, negando o afirmando cada cuestión en concreto, sumando acuerdos, restando malentendidos. Eso pienso, si se me permite decirlo sin hablar del cambio climático, el acelerador de neutrones y el lenguaje no sexista.
Sin embargo, sí me están haciendo últimamente una pirula dialéctica bastante curiosa. Y conste, antes de nada, que agradezco muchísimo todos los comentarios, incluidos los críticos, incluso los piruleros o derrapantes. Pero, ¿de qué se trata? Pues de usar como argumento un cambio drástico de tema. Ejemplo: hablo del aborto, y el comentarista me dice que no... porque los inmigrantes de Melilla. Otro ejemplo: hablo de los sefardíes y alguien me exige que hable, antes, de la memoria histórica de Zapatero.
Y ojo, que yo estoy de acuerdo con que no se puede tener una teoría de nada si no se la tiene de todo. Por eso el título general de estas columnas es De poco un todo, pero comprenderán que en un artículo de 400 palabras uno ya tenga bastante con apuntar una idea, dejando en el aire muchas facetas del mismo tema, confiando en que los lectores ya extraerán, como hacen, el jugo por su cuenta. Con darles trabajo me tengo que conformar. Si a cada cosa se me afea no haber hablado de otra, entramos en el puro derrape intelectual, porque cuando hablase de ésas, se me exigirá hacerlo de aquéllas (cuáles sean), en una persecución infinita, como tratando de alcanzar el horizonte.
Me quejo porque no es sólo un problema mío. Se ha impuesto en la sociedad, si se fijan. Diría que es una consecuencia (otra) del parlamentarismo pirulero que padecemos. Los políticos siempre lo hacen: ponen el ventilador, sueltan lo suyo venga a cuento o no, y señalan al contrario, a su hígado, que es lo que trabajan, en vez de hacer un análisis ponderado y racional del asunto. Que ellos lo hagan, está mal; que se nos pegue, es peor.
¿Y la cosmovisión, la idea global, el cimiento firme de todo el pensamiento? Por supuesto, claro que sí. Pero la manera de conseguirlo es poco a poco, paso a paso, discutiendo, negando o afirmando cada cuestión en concreto, sumando acuerdos, restando malentendidos. Eso pienso, si se me permite decirlo sin hablar del cambio climático, el acelerador de neutrones y el lenguaje no sexista.
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