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SANSÓN ANTONIO LLEGÓ A ESPAÑA EN PATERA HACE TRES AÑOS
El pasado sábado, día 22 de febrero, la parroquia de El Sagrario de la archidiócesis de Granada (Esapaña) vivió una gran celebración en la que la se realizó un Bautismo de Adultos, la Confirmación y la Primera Comunión de un chico de Ghana, de 19 años, que desde hace casi tres años está en España después de haber pasado un viaje tortuoso. Sansón Antonio vino en patera a España para encontrar una vida mejor. Se ha encontrado una Iglesia que le recibe, le acoge, le alimenta el espíritu y le ayuda a tener un futuro lleno de esperanza.
(Archidiócesis de Granada/InfoCatólica) «El ha deseado que llegara el día de su bautizo y está muy contento», señala el párroco de El Sagrario, D. Juan Gutiérrez, también Deán de la Santa Iglesia Catedral de Granada, quien ha llevado el tiempo de preparación de Sansón Antonio antes de recibir los sacramentos de Iniciación Cristiana.
Fue una celebración en la que desde la monición de entrada se explicaba la importancia de lo que iba a ocurrir. Tras la homilía, comenzaron las Letanías y se inició una procesión hacia la pila bautismal. Después de la bendición del agua, Sansón Antonio hizo la renuncia, la confesión de la fe y fue bautizado. Después, el párroco le revistió con la túnica blanca y, también en procesión, se acercaron al presbiterio, donde recibió la Confirmación. Seguidamente, se celebró la Eucaristía, donde Sansón Antonio recibió la comunión por primera vez, con la Sangre y el Cuerpo de Cristo. «La celebración fue preciosa y la gente que participó quedó encantada. La Iglesia estaba llena de gente, lo vivieron como una novedad. Fue una celebración en la que se plasmaba, como decía San Pablo, que estaba actuando la fuerza del Espíritu», explica D. Juan Gutiérrez sobre lo acontecido en la celebración.
Encontró lo que buscaba
A partir del día en el que Sansón Antonio recibió los sacramentos «mi vida cambió mucho, porque estaba encontrando lo que buscaba», afirma él mismo. «Me he sentido muy acompañado en este tiempo por D. Juan, por mis padrinos y por toda la gente de la parroquia, que me han ayudado mucho, Dios los bendiga», señala.
Y es que desde que llegó a Granada, lugar en el que está interno en un hogar de protección público, se ha sentido acogido por la Iglesia de una forma concreta en esta parroquia y por D. Juan Gutiérrez.
Llegó en patera
Hace casi tres años llegó a la península en patera, junto con varias personas, entre las que había otro chico de Ghana que había conocido en Marruecos, Emmanuel, quien le acercó a la parroquia de El Sagrario. Su familia –sus padres y cuatro hermanos más- es cristiana, pero cuenta que no le bautizaron. Siembre, explica, «me ha preocupado mucho no estar bautizado porque no podía participar en la Iglesia ni comulgar». Un día le preguntó a D. Juan Gutiérrez, párroco del Sagrario, si se podía bautizar y comenzó su preparación. «El padre Juan me ha explicado todo y me ha enseñado todo. Me ha explicado la Palabra de Dios, algunas cosas que yo no entendía», dice Sansón Antonio.
Vengo aquí para trabajar
«Yo vengo aquí para trabajar. En mi país, para trabajar hay que estudiar mucho y mi familia no tiene dinero para sacar el graduado del colegio. Vine a España para buscarme la vida y luego, si gano dinero, puedo ayudar a mis hermanos, mi familia o a la gente que sufre» explica.
El camino que Sansón Antonio tuvo que hacer hasta España, «una barbaridad» como lo califica D. Juan Gutiérrez, comenzó en Ghana, desde donde viajó en camión durante un mes atravesando el desierto hasta llegar a Marruecos. Allí tuvo que esperar un largo tiempo hasta que pudo pagar la travesía del Estrecho en patera.
«Aunque mi madre no tenía mucho dinero dije que me ayudara y que rezara por mí, porque cruzar el mar hasta España era muy peligroso. Mucha gente muere. Entonces pedí a mi familia que me ayudara con dinero para poder entrar en patera. Vine por trabajo, dinero, pero lo más importante, para hacer la voluntad de Dios, es conocer a Dios mucho. Porque Dios dice: si respetas mis mandamientos y haces lo que yo digo, yo voy a darte todo. Si yo tengo trabajo, dinero, casa, tengo todo y no tengo a Dios, todo eso se puede perder un día o en un segundo, pero no a Dios, que lo quiero poner el primero en mi vida antes de tener todo lo que me falta» expone el ghanés.
Dentro de poco, Sansón Antonio va a empezar su primer trabajo, ayudante en una pizzería, objetivo al que le ha ayudado la parroquia: «La Iglesia le ha acogido, se le ha abierto las puertas, se le ayuda, la gente los ha acogido, por encima de todo es una riqueza de vida para él», indica el párroco.
Participará en la vida eclesial
Sansón Antonio está muy contento y feliz de poder participar, a partir de ahora, de la vida de Iglesia, de sus sacramentos, «lo más importante, lo que yo estaba buscando con mi bautizo, es poder hacer la voluntad de Dios y conocerlo mejor, para creer en Jesús y tener su Espíritu», reconoce el joven. Toda la preparación hasta este día ha sido muy bonita y fácil, porque, según explica el párroco, «su mentalidad y su cultura son cristianas». «Ellos traen –señala el sacerdote- de sus países unos principios religiosos muy firmes, con la conciencia muy arraigada de ser cristianos, lo que les ayuda aquí a estar firmes. La gente gasta el dinero, ellos no: no salen de fiesta, no gastan en muchas cosas, si tienen una chaqueta no quieren otra… Es una forma de vivir muy fresca, simple y buena».
El pasado mes de octubre, también se incorporó a las catequesis de inicio del Camino Neocatecumenal, en la parroquia de las Angustias, junto a Emmanuel, el chico con el que viajó en patera, y se unió a una comunidad llena de jóvenes «para que estuviera acompañado en su caminar en la Iglesia», señala el párroco.
«Vino a España a buscar dinero y encontró la fe, con los cristianos, que te ofrecen no a lo mejor mucho dinero, aunque intentamos ayudar y acompañar, pero si una fe que capacita para vivir, para estar aquí, en su país o donde tenga que estar, pero estar bien. Porque la fe redime, levanta al hombre y lo sitúa, y hace que aquí no sea un extranjero», asegura D. Juan Gutiérrez.
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