Villaluenga del Rosario en plena nevada.
Ya en el viernes se preveía que
la cosa no sería igual a las dos semanas anteriores. Un aire frío, casi gélido, empezaba a entrar
aunque no con mucha virulencia.
El sábado fue otra cosa. La
temperatura cambió radicalmente y el descenso de temperatura fue muy
significativa. Si hacía “fresquete” en Jerez en Villaluenga haría frío, sin
más.
La noche anterior Antonio
Benítez, Policía Municipal de mi querido pueblo, me enviaba una valiosa
información sobre la “Ruta Trashumante” que se iba a celebrar en Villaluenga
del Rosario durante todo el fin de semana.
Otro sábado partímos con más
antelación y a eso de las once y media ya estábamos en nuestra casa. El pueblo
tenía cortadas todas sus calles menos la entrada por la Plaza de Toros. Cogimos
por este acceso y aparcamos en la zona de siempre. Esta vez llevábamos pocas
cosas por lo que el traslado no supuso ningún inconveniente.
Fue llegar, disponer las cosas e
irnos para vivir el pueblo en un día que se presuponía interesante por las
actividades a desarrollar. A eso de la una y cuarto vimos entrar el rebaño de
ovejas acompañado por una ingente cantidad de personas que venía recorriendo
toda la Manga. Después nos fuimos al Museo del Queso y probamos una degustación
de un sabroso queso y buen vino de la zona, visitar el mercadillo instalado en
la Caseta, para después irnos para casa a eso de las dos de la tarde a esperar
que dieran las tres o tres y media hora que habíamos quedado en el Casino para
almorzar. Antes nos habíamos parado en la Pensión “Ana Mari” porque nos habían
dado recuerdos para estas buenas y trabajadoras mujeres. El Padre D. Juan del
Castillo que fue Párroco de Villaluenga hace dieciséis años, que se ordenó en
Grazalema, que hizo y construyó mucho en poco tiempo y que fue despedido en
olor de multitud cuando fue destinado a Jerez. Dicen que la Alameda se quedó
chica y que allí estaban todos los vecinos de nuestro querido pueblo. Cuando un
sacerdote se entrega a su labor pastoral, se entrega a los demás y quiere al
pueblo, los vecinos saben y estiman su labor y quehacer con todos ellos. En eso
estriba la diferencia. Ya lo ha dicho el Papa Francisco hace poco: “Quiero
Sacerdotes y no funcionarios”. Un Cura no puede ir y venir mirando la hora sin
atender la Parroquia y a sus parroquianos porque tenga mil y un cometido. El
principal cometido de un Cura es cuidar las almas, administrar los Sacramentos
y celebrar la Eucaristía. Lo demás es lo secundario y si no se puede hacer pues
no se hace y punto. Agradable fue la charla con Ana Mari y quedamos en ir un
día de estos para comer los buenos y exquisitos alimentos que allí se sirven:
Caseros y de toda la vida.
No habíamos llegado a casa
cuando Juanjo nos presentó a María, su novia, y nos invitó a casa a tomar una
copa, que rehusé por mi bien ya que antes me había tomado dos copas de buen
vino que me ofrecieron, y en el salón de
su coqueta y acogedora casa, sentados frente a la chimenea tuvimos una
interesante tertulia los cuatro que duró hora y media larga. A las tres y media
nos levantamos, dejando a la pareja en su hogar, y nos dirigimos al Casino
donde saludamos a Alex, a Toni que irradiaba elegancia, Fernando. Subimos al
primer piso y nos sentamos en una acogedora mesa. Una ración de cocretas
“ligás” y dos lecheros fue nuestro almuerzo y para rematar un licor de hierbas
con el que me fuera más fácil hacer la digestión.
Nos quedamos un rato charlando
en nuestra particular sobremesa para después irnos para casa, medio lloviendo,
con un pertinaz frío que iba a más. Encendimos la chimenea y acto seguido me entró
un sopor que hizo que durmiera mi acostumbrada siesta de hora larga.
Debo decir que me costó el
despertarme, la placidez del sueño había hecho mella en mí. Nos entretuvimos un
poco con el móvil y a eso de las ocho nos fuimos a dar un paseo por la glorieta.
Frío, aunque parezca raro, muy acogedor y un aire puro que llenaba nuestros
pulmones cada vez más acostumbrados a la vida en el campo que el pasar mucho
tiempo rodeado de la contaminación nos hace sentir mal. Las tornas se han
vuelto del revés: Antes el aire puro nos moletaba en nuestros contaminados
pulmones y ahora es al contrario.
Paseo agradable, temperatura
baja, conversación animada, encuentro con una perrita preciosa que hizo migas
enseguida con Hetepheres, ver el ganado de Diego Franco acceder a su finca,
saludo a lo lejos de nuestro buen amigo Gabriel Franco.
Al llegar a casa eran más de la
nueve de la noche, 14º de temperatura ambiente en el exterior, aunque nosotros
que íbamos abrigados y caminando a buen ritmo sentíamos hasta calor. Nos
sentamos en el patio a leer un poco. Al poco rato Hetepheres se fue a ver la
única serie que le gusta: “El Comisario Montalbano” y yo me quedé plácidamente
alumbrado por la luz del patio, con una buena copa de brandy, con mis lecturas,
rezos, meditaciones, mis investigaciones... Fueron tantas cosas que no me
apercibí de la hora, a eso de las diez Juanjo y María me dijeron que si me iba
con ellos al Casino a tomar algo a lo que rehusé hasta que terminara lo que
estaba haciendo y cuando lo culminé era muy tarde y estaba demasiado cansado.
Sentí no irme porque he echado de menos nuestra tertulia con Juande, Rubi,
Fernando a los que sin duda se unirían Juanjo y María. Para más “inri” un buen amigo de Fernando de San Fernando había
ido a verle y quería presentármelo. ¡Las cosas, que cuando no pueden ser no
pueden ser!
Sobre las once y diez con
bastante frío ya metido en el cuerpo que ni el calor de la ropa y del propio
brandy me quitaban, entré en casa donde el calor del hogar y de la chimenea me
recibió dándome una agradable bofetada. Cuando se tiene frío una bofetada de
calor es una gozada y también al revés. Me desvestí, me puse el pijama y, ya
acabada la serie, nos dispusimos a cenar un sandwich de jamón york y queso
fundido. ¡Un manjar a esas horas!
Después charla, un poco de
lectura y a la cama que estábamos algo cansados de otro día extraordinario en
el pueblo donde somos tan felices que queremos aprovechar cada segundo como si
fuese el último.
Noche tranquila y plácida
durmiendo a “pierna suelta”. Nos levantamos bastante temprano. Mientras
Hetepheres se arreglaba yo rezaba con la profundidad que da el silencio y la
calma. Los primeros rayos de sol aparecían tímidamente y las meditaciones
fluían desde el espírtu al corazón.
A eso de las nueve y media nos
marchamos a desayunar al Casino. La Misa no se celebraba a las once de la
mañana, horario establecido, porque el Párroco tenía ocupaciones Jerez de la
Frontera en el Colegio donde es
Capellán. Muchos scauts nos preguntaban a qué hora era la Misa pues querían
asistir y cuando le decíamos que había sido trasladada a la tarde se
entristecían porque no podrían celebrar la Eucaristía en la coqueta y preciosa
Iglesia de San Miguel de esta bella localidad.
Nos fuimos a casa y la
escuchamos en la televisión por si por la tarde no podíamos ir porque se nos
pasara la hora. Después nos dirigimos a la Plaza de Toros pues se iba a
celebrar una exhibición de perros de agua. Media plaza llena de público.
Pasamos un rato memorable, riéndonos mucho con nuestros vecinos más venerables
y ancianos. Siempre he dicho que una persona mayor nos es vieja sino que
atesora unos conocimientos y unas experiencias que nos pueden ser muy
necesarias a los más jóvenes para realizar muchas cosas. Un pueblo que no
venera a sus mayores, no solo para conseguir votos, en su verdadera dimensión
es un pueblo que no respeta sus raíces,
sus orígenes, su historia que es un historia hecha a base de trabajo, sudor y
sangre.
Al salir de Coso vi a lo lejos
al alcalde, Alfonso Moscoso, que estaba charlando con un vecino y nosotros nos
fuimos parsimoniosamente hacia nuestra casa. Llegamos casi chispeando, nos
metimos en casa y al calor de la chimenea nos tomamos un apertivo acompañado
con un refresco y una copa de oloroso seco de Jerez. Cuando nos quisimos dar
cuenta estaba nevando. ¡Nevando copiosamente! ¡Qué bonita imagen que me
retrotraía a invernales días! Hace una semana el calor era sofocante y siete
días después estaba nevando en Villaluenga.
Cerca de dos horas de nevada
intensa, de copos de nieve que caían velozmente y en gran cantidad desde el
inmenso cielo. Cuando estábamos almorzando la nieve se hacía más profusa y sólo
después de despertarme de la siesta pude comprobar que ya no lo hacía y que el
tiempo mejoraba aunque el frío seguía penetrando en nuestros poros.
A eso de las cinco y media
pusimos camino hacia Jerez en un domingo de ensueño donde lo mismo nevaba,
hacía sol, diluviaba aunque siempre hacía frío.
No veré mi pueblo hasta dentro de quince días, diversas Primeras Comuniones son la causa, y mi alma y ánimo se desesperan porque no podré saborear las mieles de la tranquila felicidad que tanto disfruto en Villaluenga del Rosario.
Un fuerte abrazo para toda la buena gente de mi querido pueblo.
Jesús Rodríguez Arias
Rebaño de ovejas "Ruta Trashumante".
Degustación de quesos premiados en pasada Feria y vino de la zona.
Sentarse a leer, rezar o meditar en el patio de casa a la luz de los luceros es un privilegio.
Demostración de perros de agua en la Plaza de Toros.
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