No huyas de la culpa. Si has sido causante de algún mal, acepta tu culpa, aunque esto te sea causa de malestar o sufrimiento. Peor que pasar las humillación que admitir tus errores y reconocerte responsable de tus actos es evitar la culpa haciendo que recaiga sobre otros, acusándoles de haberte inducido a un comportamiento erróneo, o buscando excusas y justificaciones que te permitan imaginarte una apariencia inocente y pura, pero falsa.
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