lunes, 24 de diciembre de 2012

"DESDE VILLALUENGA": CON KEKO Y PAOLA.

La intención, el deseo, los propósitos eran los que eran y la realidad, en definitiva, es la  que es. Hace ya algún tiempo que habíamos  decidido pasar la Navidad en Villaluenga del Rosario porque es un pueblo al que queremos y nos hemos sentido acogidos y cobijados por sus buenas gentes desde el principio. 

Hartos de vivir estas fechas rodeados de un consumismo atroz y de cierto individualismo, queríamos pasarlo y disfrutarlo en medio de todos los payoyos a los cuales queremos de veras.

En la semana de mi cumpleaños, que tenía vacaciones, estuvimos allí y la idea de irnos se hacía más firme. Todo estaba preparados y todos preparados para coger "carretera y manta" el pasado sábado camino de nuestro pueblo. ¡No ha podido ser! Una faringitis ha hecho que, aunque nos hayamos ido dos días, no hemos podido de disfrutar de una Navidad payoya.

El viernes por la tarde-noche me encontraba realmente mal, el cuerpo y la garganta no estaban en sus mejores condiciones, aunque al día siguiente me levanté mejor y nos fuimos para Villaluenga del Rosario porque allí estaban dos amigos nuestros que, tras leer y releer todo lo que escribo sobre este querido pueblo, han decidido pasar dos días allí. 

Habíamos quedado para cenar, pues el viernes lo dedicaron a visitar a varias amistades y en diversos pueblos de la serranía gaditana y por la tarde conocer, por ellos mismos, Villaluenga y el sábado tenían previsto hacer un sendero, el del "Llano del Republicano", que es archiconocido en el lugar. Quedamos en vernos por la tarde y cenar juntos.

Nosotros llegamos a eso de las doce y media. Tiempo de descargar las cosas del coche, organizar un poco las cosas que habíamos llevado, limpiar la chimenea y tirar las cenizas al contenedor que está en la calle, ver un poco la tele, tomarnos un refresco y un oloroso, leer un poco y disponernos a almorzar en el Casino, como para nosotros es habitual, allí estaba Fernando y su mujer que nos atendieron, como siempre, de lujo.

Pudimos saludar a Juana Moreno y su hermano así como una amiga de ambas, Cándida, que estaban tomando algo después de venir de Jerez de una ordenación sacerdotal del Padre Pablo que es muy conocido de ellas. 

Mientras nos dábamos un paseo por el camino que rodea el monte, llamamos a Mateo para que nos acercara leña, que sólo teníamos un saco, y quedamos a eso de las cinco y media de la tarde. Nosotros llegamos a las cinco, nos duchamos, encendimos la chimenea, nos dispusimos a leer mientras esperábamos a Mateo, que llegó unos minutos más tardes.

A las seis y media recogimos en el hotel "La Posada" a nuestros amigos Keko Romero y su novia Paola. Nos dimos un fuerte abrazo pues hacía mucho tiempo que los dos teníamos ganas de vernos en este rincón tan amado por Hetepheres y por mí. 

Salimos por sus callejuelas y nos dirigimos hacia nuestra casa, que está cerca porque todo en Villaluenga está cerca, es una de las innumerables ventajas de vivir en un pueblo donde las grandes distancias, el ajetreo y el estrés desaparecen porque nunca han existido.

Al llegar a casa nos esperaba el calor de la chimenea. Nos sentamos y tomamos unos licores, Yeyo y yo una copa de brandy artesanal de la bodega familiar que existen en el Pelirón en Jerez. Allí comenzamos una amena conversación donde los temas se iban sucediendo unos tras otros. Hablando y riéndonos se nos pasó la tarde y se hizo la hora de la cena.

Salimos de casa, noche oscura solo rota por la luna y las estrellas que se divisaban iluminando el firmamento. ¡Qué lejos estaba esa evocadora imagen del fin del mundo que nos anunciaban los que no creen en nada salvo en ellos mismos! Fuimos camino de la Alameda y, en el camino, nos encontramos con nuestra vecina Elena y su marido, Lázaro. Le dimos una botella de oloroso seco muy viejo que le habíamos traído desde Jerez, de la antedicha bodega, con motivo de las navidades y por el santo de Lázaro que se había celebrado algunos días atrás.

Entramos en el Casino, saludamos a Fernando y subimos a la primera planta donde Berna Barea, mi buen y querido amigo, estaba con un grupo de buena gente joven del pueblo viendo el partido entre el Real Madrid y el Málaga. Nos saludamos y estuvimos charlando un poco. Después bajamos y nos sentamos con ganas de disfrutar de la cocina de Ana Belén, mujer de Fernando, que tiene unas manos prodigiosas para la cocina.

Nuestra cena, compartida como buenos hermanos, fue dos lecheros, queso payoyo, surtido de croquetas caseras, revuelto de patatas con chorizo, refrescos y una copa de vino. Fernando, por gentileza de la casa, nos invitó al postre que fue un tocino de cielo que sabía a Gloria bendita.

Os podéis imaginar que la cena fue extraordinaria en todos los sentidos. Keko estuvo ocurrente al máximo, a los dos nos gusta mucho el sublime arte de la tertulia, y Hetepheres y Paola se rieron de lo lindo y así estuvimos charlando, comiendo, charlando, bebiendo, charlando, comiendo, comiendo, charlando hasta que se nos hizo tarde. Berna bajó para despedirse y nos  hizo unas fotos para inmortalizar este agradable momento.

Nos despedimos y agradecimos a Fernando todos los detalles, que son muchos, y nos fuimos a dar una vuelta por Villaluenga. Nos acercamos hasta el cementerio, que de noche imponía aún más, y Keko  hizo una foto en la reja. Yo, como sabéis como soy, ni me acerqué y me quedé algo alejado del mismo. Después callejeamos y fuimos relatando un poco la historia del pueblo, de su gente, de nuestras vivencias. Creo que no fuimos muy objetivos porque estamos perdidamente enamorados de Villaluenga del Rosario y hablar con objetividad de lo que se quiere es imposible. Subimos al mirador que de noche luce espectacular. En medio de la oscuridad se divisa la sierra, el pueblo abajo, iluminado, parecía una eterna postal de Navidad, el aire puro entraba por nuestros pulmones que ansiaban revivir con tanta pureza. ¡Qué bonito estaba mi pueblo en el silencio de la noche!

Después, una vez terminada nuestra visita al mirador, caminamos por el pueblo hasta llegar a la puerta del hotel a eso de las doce de la madrugada. Nos despedimos de Keko y Paola, con la que echamos una tarde inmensa, buena, entrañable en todos los sentidos y nos dirigimos a casa la cual nos esperaba con la chimenea aún encendida.

Cuando ya estuvimos allí, nos cambiamos y nos pusimos a leer algo enfrente de las ascuas que aún daban calor aunque el sueño penetraba cada vez más y los ojos se cerraban involuntariamente. A eso de las doce y cuarto nos acostamos y mientras Hetepheres leía un poco, yo caí en un profundo, plácido y reparador sueño que me tuvo dormido y ausente de este mundo hasta las nueve de la mañana del domingo.

Cuando me desperté, con el repique de las campanas de la Iglesia de San Miguel, Hetepheres ya se había levantado. La cual se encontraba leyendo en la chimenea.

Nos duchamos, vestimos y nos fuimos a desayunar. Después nos acercamos a la Panadería Nuestra Señora del Rosario que dirige Pepi y compramos algunos de sus artesanales productos. Allí estaba Lázaro que nos obsequió con unos sabrosos dulces. Después de comprar fuimos a dejarlo a casa y  nos encaminamos a la Iglesia para asistir a Misa. Lo primero que  hice, como siempre, fue estar un rato de oración-conversación con Jesús Sacramentado que allí en medio de la inmensidad estoy tan a gusto.

Nos encontrábamos los de siempre, algunos vecinos que vivían fuera y que habían venido por la Navidad y un grupo de Scouts que traían a esta pequeña y coqueta Iglesia la "Luz de Belén".

Terminada la Eucaristía pude saludar al delegado diocesano del Movimiento Scouts que portaba un simple farol donde estaba la vela que hacía de cadena de la originaria Luz de Belén. Nos saludamos y le hice una foto.

Saludamos a los vecinos del pueblo, sobre todo a Charo Román que el próximo jueves se opera en Bormujos y que, desde ya rezamos al Señor para que todo salga bien, que sentían que no pudiéramos quedarnos a celebrar la Navidad con ellos.

Juana Moreno nos invitó a su casa para que viéramos el Belén que ha, ella con sus manos, ha instalado en la misma. ¡Colosal Nacimiento! Un conjunto lleno de detalles y todos con un gran significado apostólico. 

Una vez terminada la visita de la casa de esta buena amiga nuestra nos fuimos a dar un paseo por el pueblo, donde reinaba un ambiente alegre y hacía un día primaveral con un calor que lo inundaba todo.

Cuando llegamos a casa, tomamos un aperitivo, leímos un poco, hablé con Keko para ver como había sido el viaje de vuelta, almorzamos y cogimos, de nuevo, las cosas para irnos para Jerez. 

Tengo que decir que los días que he estado en Villaluenga ni me ha dolido la garganta, ni el cuerpo se ha resentido porque a mí el pueblo, adorado y querido,  me da salud y vida.

Ayer tarde estuve hablando con Bernabé Barea y le agradecí todo lo que ha hecho para hacer de esta visita un antes y un después.

Queremos para final de año estar allí, celebrar la entrada de 2013 en la Alameda junto a los vecinos, a la buena gente de Villaluenga del Rosario. Dios quiera que así sea.



GALERÍA FOTOGRÁFICA:



Con Keko y Paola cenando en el Casino.


Keko a punto de cenar un "lechero".


Villaluenga desde el mirador.



En la Alameda hay un árbol de Navidad repleto de regalos.


Como nota peculiar: En nuestro pueblo el Alcalde actual tiene una Avenida.


Bello Nacimiento de Juana Moreno


La Iglesia de San Miguel antes de comenzar la Misa dominical.


El delegado diocesano Movimiento Scouts portando la "Luz de Belén".




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