En la vida hemos de ser, a la vez, ambiciosos y conformistas. El afán de superación, el deseo de mejorar, es algo natural al ser humano. Esa ambición nos ha llevado a superar obstáculos, desarrollar avances médicos y científicos, batir marcas deportivas, conquistar objetivos aparentemente inalcanzables.
Paralelamente, una dosis de conformismo nos permitirá adaptarnos con facilidad a las circunstancias de la vida, mantener los pies en el suelo y la cabeza fría para que, cuando no alcancemos la meta que ambicionamos, no caigamos en el desánimo y continuemos intentándolo a pesar de todo.
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