Tercera de las cinco partes en el que estructuré "Mi Pregón a la Esperanza" y que estoy compartiendo cada sábado con todos vosotros.
Fue un sábado, más concretamente el 16 de diciembre, cuando tuve el honor y el privilegio de exaltar con estas palabras salidas del corazón a la Santísima Virgen de la Esperanza en la Vaticana y Castrense Iglesia de San Francisco de San Fernando.
Este sábado trato y realizo una reflexión a corazón abierto del siempre controvertido tema del Perdón.
Y es que "Esperanza en el Perdón es Perdonar con Esperanza"...
Esperando os guste y sobre todo os pueda servir.
Recibid todos un fraternal abrazo,
Jesús Rodríguez Arias
Fotografía: José Moreno Fraile (Información San Fernando)
ESPERANZA EN EL PERDÓN
¡Que nos cuesta perdonar! Y de pedirlo ni te cuento.
No sé si es miedo,
orgullo, soberbia, prepotencia lo que hace que ni perdonemos ni nos perdonemos.
Son muchos los que siendo hombres y mujeres de fe, de Misa, de intensos
sentimientos religiosos que abominan del Sacramento de la Penitencia.
Personalmente he hablado con algunos y me han contestado de esta guisa:
¿Confesarme, yo? Si no mato, ni robo, ni hago ningún mal, ¿para qué me voy a
confesar? Yo me confieso directamente
con Dios, que está en cualquier parte y no solo en la Iglesia, y después
comulgo porque yo ya me siento perdonado.
¿A qué lo hemos
escuchado en varias ocasiones? A lo mejor incluso nosotros mismos lo estamos
llevando a la practica en un ejercicio de soberbia y orgullo a tener muy en
cuenta.
Si yo no mato, no robo,
no hago ningún mal... Pero, ¿quién no ha criticado, menospreciado a aquél que
no nos cae bien, quién no ha terminado una frase con un “pero” que crea la duda
sobre ese del que estábamos hablando? Es verdad, ni sostengo una pistola ni
programo una bomba pero si con mi lengua estoy asesinando el prestigio de mí
prójimo que para colmo y según los designios de Dios es también mi hermano.
Vamos a pensar esto la próxima vez que enarbolemos la crítica o humillemos a
alguien porque la lengua se puede tornar en asesina en menos que canta un gallo
y no olvidemos que si nosotros condenamos también nos estamos señalando ante
Dios que puede otorgarnos el “premio” de la condenación.
No, no se puede uno
sentar al banquete eucarístico, lucir medallas que dicen nos dignifican, si
antes he acusado a mi hermano ofendiendo su honor, le he escupido a la cara con
insultos y calumnias ignominiosas mientras soy aplaudido por esa masa que
siempre calla, otorga y mira hacia el otro lado para seguir siendo la
“favorita” de quién quita y da desde la corrupta potestad que piensa tiene y
que al final se acaba. Si eso no es matar que venga Dios y lo vea.
Permitidme, queridos hermanos, os
de un consejo que llevo años asumiendo como modelo de vida. No, no veáis en mi
un ejemplo pues no puedo serlo para nadie. Solamente os pido que tengáis en
cuenta este testimonio: Cuando alguien os insulte, se mofen de vosotros, os
humillen, os intenten herir con palabras, obras y desprecios, cuando os
persigan no le contestéis de la misma manera, que no os de por blandir espadas
“justicieras” que tanto nos alejan del Señor. Vosotros, callad que en este caso
el silencio no es cobardía es Perdón y Caridad. Rezad mucho por el que os ha
agredido y también por vosotros, para que Jesús, que Expira cada instante en la
Cruz, os guarde de todo mal.
¿Y si no creo en el
Perdón como voy a pedirlo y otorgarlo? ¡Y así nos va por el camino de la vida
donde abundan las miserias, los cadáveres de quienes un día nos quisieron en la
cuneta y una sensación de dolor que nos aflige a cada instante el alma!
¿Vale la pena sufrir
tanto? ¿Por qué nos es tan duro pedir perdón o perdonar?
Maestro, ¿cuántas veces
he de perdonar a mi hermano? ¿Siete veces? No, setenta veces siete. Jesús nos
marca el sendero para llegar a la vida eterna, a la que importa y por la que
hoy estamos aquí.
Esperanza en el
Perdón es perdonar con Esperanza.
¿Cuántas veces te he
ofendido,
y sigues perdonándome
en la Cruz?
Me amas y abrazas si
estoy perdido,
en la oscuridad tu
Perdón es mi Luz.
Ablanda este corazón
herido,
quiero pedirte
perdón,
a Tí y a tantos
amigos,
afligidos en la
incomprensión.
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