Finaliza un nuevo miércoles y con él cierra edición SED VALIENTES con el tradicional artículo que publicara en su día nuestro querido y añorado Diego Martínez Salas en ese lugar esencial, en ese sitio web de referencia llamado "Raíces de Grazalema".
Hoy toca una publicación también muy del pueblo, muy íntimo si cabe, como es "La Zapatería de los Campos" cuya autoría pertenece a Juan Andrés Gómez.
Y con él quiero rendir un homenaje, un tributo, a la memoria de nuestro añorado Diego así como un reconocimiento por la labor que realizaron a su equipo de colaboradores.
Y con él quiero rendir un homenaje lleno de gratitud a su viuda, hijos, madre, familia, amigos así como a todo al tan querido por mí pueblo de Grazalema y todos los grazalemeños sin excepción.
Recibid todos un abrazo con sabor a eternidad,
Jesús Rodríguez Arias
raicesdegrazalema.wordpress.com
Publicado por Grazalema
Juan Andrés Gómez
Hasta el día que entraron las fuerzas militares en Grazalema, (año 1.936) con motivo de la “Guerra in – civil”, funcionó un taller de zapatería en nuestro pueblo, en el que trabajaban hasta ocho oficiales de zapatero.
El propietario era: José Villalobos Vázquez. (Pepe “Campos”). Era el mayor de siete hermanos: Manuel, Rafael, Juan, Joaquín, Ricardo y Teresa. Cada uno de ellos fue emigrando de Grazalema en distintos momentos: Manuel a Jerez, Ricardo a Cortes de la Fra. Teresa y otro de ellos se fueron a América. Quedando Pepe al frente de la modesta industria del calzado.
Sus empleados fueron:
Pepe Franco (Pepe el Bizco), Antonio Ramírez Pozo (Currito el Pulinario), Vicente Ropero, Manolo Castillo, Rafael Manzano, Esteban Heredia, Rafael Villalobos Serrano y algunos más a lo largo de la historia del taller.
Dicho taller estaba ubicado en la calle Corrales 1º, junto a la casa denominada “El Centro” me imagino esta casa como un ateneo ó ¿Casa del Pueblo?. En esta casa era donde se realizaban reuniones ó asambleas de los vecinos del pueblo que tenían algún interés político-social ó cultural; donde se leía el periódico en voz alta a la concurrencia, “letrada y no letrada”, a la vez se opinaba y compartían ideas y vicisitudes del vecindario.
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Como decía, junto al “Centro” estaba la zapatería de “Seño Pepe Campos”. No tengo datos sobre el inicio ó cuando comenzó a funcionar esta industria familiar, lo que sí sé, es que (según cuenta mi madre), el apodo “Campos” lo lleva la familia de tiempo inmemorial y se le atribuye a la tarea del reparto de los artículos elaborados en la zapatería, por …”los campos” de Grazalema y los de otros términos de pueblos vecinos, incluso eran llevados con caballo hasta las Campiñas de Jerez. (Mi madre es conocida por Pepita Campos), es la segunda de tres hermanos, Miguel y Juan José Gallardo Villalobos. Tiene actualmente 95 años y es nieta de Sr.Pepe Campos).
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Las pieles curtidas, algunas eran elaboradas en las Tenerías en Grazalema, por ejemplo siempre recuerdo, la que me comenta que había junto a Las Pilas de la Fuente Abajo, aprovechando las correntías de agua sobrante, llenaban unos Pilones que era donde curtían las pieles. El propietario de ese curtidor era Don Trabajoso, ignoro el porqué de este nombre ó apodo, al parecer era un hombre algo gruñón y de carácter serio.
Otras veces cuando el corte del zapato era para las mujeres ó los que se calificaban “de vestir” ó sea más elegantes, se los surtían de Valverde del Camino. Me reitero al contar estas cosas, en la procedencia de la fuente de información, se lo escucho contar a mi madre. Ella presume de unos zapatos “abotinaos” en color corinto, que eran una preciosidad que se los hizo su tío Rafael y el corte se lo había regalado el vendedor que venía de Valverde del Camino.
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Cuando entraron “Las Fuerzas” en el pueblo, la familia salió en la huida como todo el vecindario, aterrados de miedo por la agresividad del momento y sin poder llegar muy lejos, toda la familia se acogió en un rancho cerca de la Fuente del Cañuelo, que regentaba y explotaba Miguel García y su esposa María Villalobos Serrano, yerno e hija de Pepe Campos.
Pasadas un par de semanas y cuando la situación parecía estar más tranquila, volvieron al pueblo y se encontraron la casa totalmente saqueada, desvalijada y todo destrozado. Esas pérdidas, unido a los años de penurias y miserias posteriores, hizo que esta familia y su industria se desintegraran para siempre. De tal manera, que en un año fallecen el abuelo Sr. Pepe “Campos”, su mujer Águeda Serrano Guerrero y dos de sus hijos, Teresa Villalobos Serrano (mi abuela) y su hermano Juan Villalobos Serrano.
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En los años posteriores y al resurgir de las cenizas el país y poco a poco nuestro pueblo también, fue apareciendo de nuevo el gremio de los zapateros en Grazalema, ya en talleres personales con una sola banqueta de trabajo y casi todos tenían algún aprendiz.
Los aperos y máquinas de la zapatería familiar, siguieron haciendo zapatos en otras manos y en otras zapaterías, me imagino que como en todos los conflictos bélicos al ser arrasado el pueblo, desperdigarse todo y producirse los saqueos, siempre hubo quien se benefició ó salió menos perjudicado dentro de la tribulación y el destrozo general.
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De los que trabajaron con mi bisabuelo Pepe, yo conocí a varios; Manolo Castillo, C/ Arcos, Rafael Manzano, C/Empedrada, Vicente Ropero en los Corrales 1º y Esteban Heredia C/ Las Piedras. Después surgieron otros vecinos del pueblo que se dedicaron a esta noble artesanía de la zapatería, fueron:
• José María Borrego en C/ Corrales 1º su primo Miguel en C/ Tinte Alto.
• Cristóbal “El Lopito” en Alameda del Prado.
• Pedro Nieto en C/ San Daniel? Bajando hacia El Montón.
• Matías en Las Siete Callejas.
• Joaquín Barea, como olvidarse de un hombre tan entrañable, que tan buenos ratos nos proporcionó, él y sus hijos. Jamás le estorbábamos en su taller por mucho que entráramos ó saliéramos. Planeando y contando las cacerías de Líria, él nos llevaba y nos enseñó ese arte de cacería, al que después nos fuimos doctorando cada uno por nuestra cuenta.
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