-Muy actuales los temas de la novela.
La novela está basada en hechos reales, en retazos de hechos que acaban de ocurrir o están ocurriendo en España y los he fundido de manera que nadie pueda darse por aludido.
-¿Como el caso del blanqueo de dinero en un polígono chino?
Cuando ocurrió este caso yo ya había terminando la novela pero es cierto que aunque hay muchos negocios de chinos, muy honrados, existen también casos que cuentan los comerciantes, que a veces llega un comerciante chino con un saco de dinero y les ofrece el doble del valor de su negocio. Dice la Policía que la mayoría de esos billetes, sobre todo los de veinte, están llenos de cocaína.
-Provienes de una familia de abogados. Estarás orgullosa de este premio.
Estoy orgullosa y feliz de recibir un premio tan prestigioso. He crecido rodeada de juristas y es un mundo apasionante sobre el que siempre he querido escribir. He disfrutado mucho además dibujando el mundo de los abogados desde un pequeño despacho de provincias.
-Ocho novelas compaginándolas con la docencia universitaria y una gran familia. ¿Te vas sintiendo más segura o cada vez está más difícil publicar?
Me siento más libre porque escribo como quiero pero lo que si que me siento es más obligada conmigo misma. Cada día pulo más mis novelas, hago más versiones, busco más información pero al mismo tiempo, me siento libre.
-¿Qué es lo que más te importaba a la hora de escribir esta novela?
Muchas cosas. Yo creo que soy una escritora de personajes sobre todo y también quería acercar la abogacía a las personas. Esta novela también pone en tela de juicio la actuación de determinados jueces en algunos momentos concretos pero todos navegamos entre las dudas y ellos tienen que tomar decisiones.
-Y también hace plantearse el papel del jurado popular.
En Estados Unidos hay mucha tradición pero aquí no, llevamos 15 años. Se dice que cuando hay jurado popular, el veredicto suele ser más suave y es cierto que a veces hay veredictos sorprendentes. También es verdad que los Tribunales Superiores han tirado algún veredicto pero pocos.
-El despacho que describes en tu novela es un despacho pequeño, nada ostentoso. ¿Acorde con estos tiempos?
Los despachos de provincias son como una redacción de periódico, uno hace de todo: sacar fotocopias, redactar, investigar, hablar… la mayoría de los despachos son como el que describo.
-La vida ordinaria es muy ordinaria pero tiene también puntos extraordinarios y uno de ellos se cuenta en esta novela.
También quería transmitir el mundo en el que vivimos: multicultural, globalizado, donde todo va muy deprisa.
-¿Crees en una justicia igual para todos?
Obviamente los que pueden pagarse mejores abogados tienen ventajas.
-¿Vivimos un momento de pérdida de valores?
Ahora parece que tenemos mucha corrupción pero lo que tenemos es la corrupción en los juzgados, la estamos atacando. Aunque la percepción sea otra, mucho peor sería que no nos hubiéramos enterado.
-¿Sigues trabajando con la Policía a la hora de escribir?
Si, su ayuda es inestimable y por ejemplo he aprendido cómo funcionan las mafias chinas.
-¿Ya tienes otra novela en camino?
Sí, pero todavía me queda…
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