Cuando ese algo es Dios
Son tiempos de nueva evangelización, y la Iglesia está saliendo a buscar a los alejados; pero todavía perviven dimensiones de la fe que atraen irremediablemente a los de fuera. Una de ellas es el Camino de Santiago. Durante estos días, obispos, sacerdotes, religiosas y laicos vinculados con el Camino han investigado la mejor manera de acercar a la Iglesia a quienes salen de casa buscando algo, y aún no saben que buscan a Dios
La catedral de Santiago de Compostela recibe cada año la visita de decenas de miles de personas que, un buen día, dejan sus casas para iniciar la peregrinación. En medio del Año de la fe, con la Iglesia embarcada en la tarea de la nueva evangelización, el Camino de Santiago constituye una oportunidad única para acercar a Dios a muchos que, peregrinando, buscan algo y no saben que a quien buscan es a Dios.
El I Congreso Internacional de Acogida cristiana y nueva evangelización, que se ha celebrado esta semana en Santiago de Compostela, ha recogido las bases teóricas de la peregrinación a la tumba del Apóstol, junto con diversas experiencias concretas de acogida en iglesias, monasterios y albergues, que ofrecen al peregrino un rato con Dios que, muchas veces, marcará la vida.
Es el caso del albergue de la parroquia de Hospital de Órbigo. Muchos peregrinos cruzan el puente romano «cargados de interrogantes y problemas, en busca de algo, porque es eso lo que mueve a muchos a comenzar la peregrinación», explica don Manuel González, el párroco.
Por eso, «nosotros queremos responder a sus inquietudes, primero, con unos signos visibles que se perciben ya desde la fachada: una imagen de unos peregrinos ante el sepulcro de Santiago, mostrando que la meta del Camino es la tumba del Apóstol; dentro del albergue, junto a una pequeña fuente, hay una lona que refleja el encuentro de Jesús con la samaritana; hay imágenes en torno a la fe repartidas por todo el albergue; hay un mural de un peregrino ascendiendo hacia la luz...»
Dentro del albergue hay también un oratorio, en el que se hace una oración al final del día, que reúne a todos los peregrinos; y también se les invita a participar en la Eucaristía, en la iglesia parroquial, con una Bendición especial al final de la celebración...; todo ello, porque «es nuestra misión responder a las inquietudes de los peregrinos con el Evangelio», explica don Manuel.
También es importante la selección de las personas que gestionan el albergue: «El grupo de hospitaleros se prepara durante todo el invierno, pues deben ser ellos mismos evangelizados para después dar respuesta a los interrogantes de la gente y para poder dirigir la oración al final del día». Prueba de su labor es el Bautismo que ha recibido en Pascua un peregrino chino, que recaló en Hospital de Órbigo y ahora ha entrado así por las puertas de la Iglesia. Y es que, como subraya don Manuel, «queremos una identidad cristiana y evangelizadora». Y a fe que lo consiguen.
El deseo que todos tenemos
Unos pocos kilómetros antes, en la misma ciudad de León, un grupo de monjas benedictinas viven también para evangelizar, aprovechando las oportunidades que, para ello, ofrece el Camino de Santiago. Sor Ernestina, una de ellas, explica:
«Nosotras, como benedictinas, queremos ofrecer al peregrino lo propio de nuestra vida, que es la celebración litúrgica. Para ello, los acogemos ofreciéndoles la posibilidad de llevarlos a la oración, en cualquiera de las celebraciones litúrgicas que tenemos desde las seis de la mañana hasta la diez de la noche: Laudes, Hora Intermedia, Vísperas, Completas y la celebración de la Eucaristía.
Lo hacemos así porque pensamos que la liturgia de la Iglesia es fuerte, y en ella se actualiza la presencia de Jesucristo; además, es la oración de toda la Iglesia. Cuidamos mucho la liturgia, intentando mostrar su belleza y sabiendo que el peregrino no es extraño a esa belleza en la que, en definitiva, está Dios».
Muchos de los peregrinos van a Maitines y a la celebración de la Misa, y en Completas se han llegado a reunir hasta cien personas. «A los peregrinos les impacta el rezar con la comunidad; la gente es muy sensible a la oración deLaudes, de Vísperas...; tienen una gran sensibilidad litúrgica, aunque no practiquen con asiduidad. Todos tenemos un deseo contemplativo, un deseo de silencio, de escucha..., en definitiva, un deseo de Dios», subraya sor Ernestina. Y concluye: «Nosotras, desde nuestro monasterio, queremos evangelizar, queremos favorecer el encuentro con Dios. Es lo que podemos hacer: despertar en los peregrinos la necesidad de Dios, la necesidad de lo único realmente necesario».
Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Santiago, la capilla penitencial de Europa
El I Congreso Internacional de Acogida cristiana y nueva evangelización, organizado por el Cabildo de la catedral de Santiago de Compostela y por los Delegados de Peregrinaciones de las diócesis por las que pasa el Camino, responde tanto a la llamada de la Iglesia a la nueva evangelización como al hecho de que «el fenómeno jacobeo está en continuo crecimiento», según explica don Segundo Pérez, Deán de la catedral de Santiago. La finalidad de este primer encuentro es «identificar un marco doctrinal acerca de lo que significa la acogida y la evangelización en el Camino de Santiago, recogiendo las experiencias que ya existen en este sentido y atisbando por dónde ha de ir el Camino de Santiago desde el punto de vista de la evangelización».
Un dato que ilustra esta tarea «urgente y necesaria» es, por ejemplo, que el mismo martes asistieron a la Misa del Peregrino personas de 38 nacionalidades distintas. Y es que la catedral de Santiago se ha convertido en «la capilla penitencial de Europa, por la gran cantidad de conversiones que estamos constatando», afirma don Segundo. Ahora, el reto es la vuelta a casa: trabajar por que «el encuentro con Cristo que han experimentado en el Camino se afiance al volver a casa. Yo les suelo decir: Hablen con su párroco, hablen con su obispo... Es algo que tenemos que cuidar mucho», concluye.
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