Es el centro de la vida porque de la celebración eucarística, fuente y culmen de la vida de la Iglesia, manan los dones de la gracia y nacen compromisos precisos de vida personal, comunitaria y social.
La consideración plenaria del misterio nos permite explicitar, con la teología clásica, los tres aspectos de la Eucaristía:
• «sacramentum»: y, por consiguiente, el sacrificio eucarístico en sus componentes, el pan y el vino transformados en el cuerpo y en la sangre del Señor;
• «res et sacramentum»: la celebración misma con toda su riqueza de contenidos;
• «res sacramenti»: la gracia sacramental de comunión con Cristo y con la Iglesia que lleva a desarrollarse en una existencia, en un compromiso de vida eucarística en la Iglesia y en el mundo.
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