El termino ‘baldaquino’ viene de ‘Baldac’, nombre dado en la Edad media a Bagdad, de donde venía una tela así llamada.
2. Qué es: se trata de una estructura en forma de dosel, generalmente sobre cuatro elementos de apoyo ( pértigas, pilares, columnas) para cubrir una altar o una tumba.
Sobre el origen del baldaquino dice J.A. Iñiguez: “Ya se ha visto cómo es propio de la tumba al aire libre y pasó a significar en las basílicas martiriales el lugar de las reliquias; más adelante, cuando el altar se colocó definitivamente sobre ellas, pues lo hace así accidentalmente bajo aquel, y poco a poco, queda el primero como elemento unido al altar para dignificarle, al perder su simbolismo funerario ... “ (p.143)
El ciborio es una reproducción, en cierta manera, del santuario todo. Tiene forma cúbica, cuatro columnas y remata en una ‘cúpula’ o techo. Concentra más la atención sobre el altar y lo señala como centro del templo.
3. Historia: Desde la época carolingia hasta el emperador Otón (936-973) se habla de varios ciborios o baldaquinos. Pero es sobre todo a partir del s.XI que los ‘ciboria’ van a construirse. P. ej: el de San Ambrosio de Milán (s.XII, de 8,84 m.); el de San Marcos de Venecia (s.XIII); en Roma: San Lorenzo Extramuros; el de Santa Maria in Trastevere; el de San Clemente, San Pablo Extramuros; el de santa María in Cosmedín, etc. (todos de los s.XII y XIII); San Juan de Letrán (año 1367) y el más famoso, obra de Bernini: el de San Pedro, hecho totalmente en bronce y que tiene una altura de 29 m. (año 1633)
4. Según el Ceremonial de los obispos, si no hay ‘ciborium’, se debe colgar sobre el altar mayor (o el de la Reserva) un baldaquino (‘baldachinum seu umbraculum’). (Coer. Ep. l.1, c. 12 n.3; Cf. n. 14; c. 13, n.3; c.14, n.1)
El término ‘baldaquino’ designa primitivamente una sedería oriental de gran precio.
Es un dosel conformado por una tela o colgaduras, montadas sobre una estructura oblonga, poligonal o circular, y suspendida sobre el altar por una cadena.
El baldaquino debe ser suficientemente largo y ancho como para recubrir no sólo el altar, sino también la tarima.
Como las columnas del ‘ciborium’ puede entorpecer el normal desarrollo de las ceremonias de la Misa solemne, el baldaquino puede ser la solución.
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