Voy a ver si soy capaz de poner negro sobre blanco todos los sentimientos, todas las emociones vividas durante los últimos días en los que he asistido a los Cultos Cuaresmales de mi Hermandad de los Afligidos de San Fernando.
Ver a Jesús de los Afligidos y María Santísima de la Amargura entronizados en el Altar Mayor, tan bella y elegantemente me produjo una honda emoción que me hizo trasladarme tiempo atrás cuando MI HERMANDAD Y EN MI HERMANDAD se vivían tiempos que ya solo quedan para el recuerdo, ya sea por los años que han pasado y por las personas que no están con nosotros.
Gracias al Padre Salvador Rivera, nuestro Director Espiritual y Párroco del Santo Cristo, por todas las facilidades que da a nuestra Corporación Nazarena y también al Hermano Mayor de la Vera+Cruz por permitir que nuestros Titulares ocupen el lugar donde permanecen el Cristo de la Vera+Cruz y la Madre y Señora del Mayor Dolor.
La Santa Eucaristía, solemne y mimada al extremo por el Orador Sagrado. Las homilías han sido catequéticas y se podían entender por cualquiera, aunque yo echo de menos la voz y las palabras siempre certeras de nuestro Director Espiritual. Creo, es una opinión personal, que los Cultos Cuaresmales deberían ser presididos por nuestro Director Espiritual porque es la persona que mejor nos conoce y nos puede reconducir, sobre todo, en este tiempo de auténtica conversión como es la Cuaresma y dejar a otros predicadores para otros Cultos internos de la Hermandad. A mi parecer la Hermandad debe cuidar en extremo y saber dar siempre su sitio al Director Espiritual de la misma. Esta idea la defendí en la mesa redonda que fui amablemente invitado por la Hermandad hermana de Vera+Cruz y la sigo defendiendo.
Después de la Eucaristía, que es alimento imprescindible para todos los católicos, lo mejor el reencuentro con tantos, tantísimos hermanos que hace mucho tiempo que no nos veíamos. Abrazos, besos, cariño, recuerdos, muchos recuerdos, guiños de complicidad de compartir gran parte de la vida de uno. La Hermandad debe ser eso: Compartir todo con los hermanos, lo bueno y lo malo para que podamos con la ayuda de todos y sobre todo de Dios alcanzar nuestra santificación. Mi especial enhorabuena a todos los que han cumplido este año las Bodas de Oro y Plata. Deciros que sin vosotros nada de esto tiene sentido.
Mi gratitud y mi sincera felicitación a Domingo Muñoz Benzo, a Rafael Salazar Molina, Mario Bueno, José Carlos Garófano Salazar, a Aurora Ortega Castro, a José Muñoz Moreno porque con vuestro incansable espíritu de trabajo habéis participado para que Jesús y María, bajo las advocaciones de Afligidos y Amargura, brillen sobre todas las cosas. Vosotros sois los representantes de una línea de Hermandad que perdura por mucho que pasen los años.
Ahora, me imagino, que se estará celebrando el Almuerzo de Hermandad. Este año, como el anterior, no hemos asistido por cuestiones de índole personal, que no vienen al caso, y, desde aquí, desde mi casa y desde mi blog, quiero unirme a todos los hermanos, hayan asistido o no al almuerzo, y brindar con ellos por AFLIGIDOS PARA QUE SIEMPRE SEA NUESTRA CASA, NUESTRA HERMANDAD.
Un fuerte abrazo en Jesús de los Afligidos y María Santísima de la Amargura,
Jesús Rodríguez Arias.
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