Los Medrano Ramos se vuelcan en la multitudinaria Misa de las Familias del próximo viernes en Madrid
MADRID- «Ante el pesebre. Ahí tuvo lugar ayer el particular envío de los Medrano Ramos a la Misa de las Familias que se celebrará el próximo viernes en la plaza de Colón. El impresionante Nacimiento de la Parroquia de Santa Catalina Labouré, que el pasado año fue premiado como el mejor de la Comunidad de Madrid, es testigo de cómo esta familia se vuelca con el encuentro festivo que acogerá Madrid.
«Para nosotros supone una gran alegría dar testimonio de que la familia cristiana es el núcleo de la sociedad y la salva. Si Europa está atravesando una crisis de valores y de natalidad es, en parte, porque se está perdiendo el concepto de familia como tal», comenta Ángel junto a Pili, su esposa, y gran parte de sus 7 hijos y 21 nietos que están echando el resto durante esta semana para que todo esté dispuesto. Unos participan en el coro, otros participarán en la acogida de los que vienen de lejos, los más jóvenes participan en el reparto y pegada de carteles por Madrid para anunciar este encuentro en el que participarán familias cristianas llegadas desde diferentes puntos de Europa… «Nosotros, sin ir más lejos, acogemos a una familia y a un sacerdote italianos», explica Pili, que ya está más que acostumbrada a hacer malabarismos en casa para sacar adelante a sus hijos. «Es verdad que en una familia numerosa pueden surgir dificultades materiales, pero no menos cierto es que si sabes organizarte, se van solventando. A nosotros nunca nos ha faltado un plato de comida ni vestido», explica para subrayar a renglón seguido que «el problema de esta sociedad es que se ha dejado llevar por el materialismo. El dinero es lo que está achatando a la sociedad y no deja ver el Cielo».
«Además, siempre recibes más de lo que das. Aprendes a ser más generoso y a descubrir que dar la vida en cuerpo y alma por tus hijos no es perderla, sino ganarla. El amor no se divide en 21, se multiplica por 21», apostilla Ángel, el patriarca, mientras uno de los más pequeños de la casa se acerca para interesarse por lo que cuentan sus abuelos.
Nacho, el mayor de sus hijos,ha seguido el ejemplo de sus padres y ya es padre de familia numerosa. «A mí, muchos conocidos me insinúan que a ellos también les gustaría tener más hijos y se justifican diciendo que tal y como están las cosas, no es viable. Sin embargo, yo me considero una persona normal, la cuestión está en que las prioridades no sean tener más cosas, sino dar más vida», explica. «Precisamente vamos a Colón no porque nos creamos mejores, sino porque estamos convencidos de que no somos ni superhéroes ni excepcionales, sino familias corrientes que tenemos como modelo a la Sagrada Familia de Nazaret, que nos mantiene unidos y nos da la fuerza para salir adelante. Vemos que Dios se manifiesta en nuestra vida», apunta su madre. Y Nacho completa: «Somos familias abiertas a la vida, donde todos tienen sitio, desde los seis hijos a los abuelos, todos somos necesarios».
Y es que, los Medrano Ramos son reflejo de esa riqueza generacional que se hará visible el próximo viernes. Abuelos, hijos y nietos unidos por una misma fe, en este caso, en el madrileño barrio de Opañel, a través del Camino Neocatecumenal. «Nos casamos en el año 1971 y acabamos de celebrar los 40 años de matrimonio. Como dice el Evangelio, estamos contentos de nuestra heredad», señala Pili, que todavía recuerda con emoción el viaje al Puerto de Santa María que le regalaron sus hijos para celebrar estas cuatro décadas junto a su esposo que han dado muchos frutos. Tantos, como hijos y nietos que el próximo viernes peregrinarán al centro de Madrid como familia.
El Estado ha de ayudar, no sustituir
«¿Qué pasaría si sustituyéramos la familia por servicios del Estado que intentasen cumplir sus funciones?», planteaba recientemente el obispo Juan Antonio Reig Pla, responsable de Familia de la Conferencia Episcopal. «A medida que se borrase el rostro de los padres, hijos y hermanos, todo se deshumanizaría. El Estado ha de ayudar a la familia, no sustituirla, ha de ejercer la subsidiariedad y conseguir que la familia tenga los apoyos suficientes para cumplir su misión».
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