Memoria diaria
La memoria es un misterio. Hay muchos versos admirables y frases que vienen y van, y otros que quiero que se queden pero que se van. Y luego hay unos cuantos que están permanentemente activos, que recuerdo todos los días. Por ejemplo, aquello de un poema de Beades que en la ducha se advierte: "Llegas tarde, llegas tarde, llegas tarde", se ha convertido en un paso más de mi aseo personal. Antonio Moreno escribió en un poema en prosa que uno es el instrumento con el que se interpreta la música de su obra y que, antes de nada, hay que afinarlo, y tampoco se me va de la conciencia. Y esta soleá de Juan Peña la recito casi todos los días, o mejor dicho, me la recita mi memoria, casi cantándomela:
Que en la vida no te faltenMe faltarán, pero mucho menos gracias a esta soleá que tanto me acompaña.
—y sé que te faltarán—
la alegría y el coraje.
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