Cuando entonces no comprendía que la tinta verde de la pluma de Don Celestino Rey significara lo que significaba, era sólo una característica más de su personalidad. Como su risa, su fama o su generosidad. Se trataba de un médico que le gustaba recetar con una pluma cargada de tinta verde, el único que escribía así las recetas. Era lo mismo de exótico que el monarquismo de un empleado de Correos y Telégrafos, educadísimo y amable, que siempre estaba hablando de El Rey, o sea, de Don Juan III, el Conde de Barcelona, que vivía en un pueblo cercano a Lisboa, capital de Portugal, llamado Estoril. El cuadro de los cuatro ases de la idea monárquica en San Fernando lo completaban un peluquero, igualmente hablador y en extremo amable, llamado don Antonio. Y, sobre todo, un abogado que nunca ejerció de tal, de andares cortesanos y altivos, que había tenido una buena herencia de la que más o menos vivió toda la vida. Don Manuel González Sancha, al que algunos característicos llamaban Manolito Sancha que, visto lo visto, era un modo monárquico de ser llamado. Y él se decía de De, De Sancha.
Durante años habían recibido mofas y menosprecios porque la gente o se cachondeaba de ellos o directamente los menospreciaban. La gente falangista y franquista, o sea, la gran mayoría. Pero estos hombres hacían heroicidades, como mostrar a todos los que quisieran verlo, las cartas desde Estoril, las fotos con Don Juan III y, cuando fue posible, la misa funeral con catafalco cubierto con rasos negros de aguas que organizaban cada año en la Iglesia Mayor por el alma de Su Majestad el Rey Don Alfonso XIII, del que siempre señalaban que abandonó el Trono y la Patria amada para que no se derramara ni una gota de sangre española
Inevitable pensar en estos años inmediatamente después de ver la llegada a San Fernando, al Arsenal de La Carraca, de los reyes Felipe VI y su padre Juan Carlos I, para encontrarse con el buque escuela Juan Sebastián de Elcano, su dotación y la Marina de España. No olvido la primera vez que vino Juan Carlos I a San Fernando, siendo Príncipe de España. La foto de Diario de Cádiz en la puerta de la Iglesia del Carmen, junto a Manolo Sancha, fue de lo más comentado en la ciudad. Junto con algún incidente que no tiene mucho sentido traer aquí.
Tener memoria y años vividos da para mucho, sobre todo para mirar con indulgencia lo que en el pasado fue algo parecido a un dogma de fe. Nada es eterno, cantaba Camarón. Salvo la Monarquía española, la Iglesia católica y el amor al pueblo de uno. Fuera de la madre, la familia, los hijos. Es por eso por lo que algunos pueden afirmar con naturalidad que los Reyes de España han estado allegándose a La Isla, desde casi el principio, no sólo porque aquí se defendió la Nación a sangre y fuego, y la Monarquía, porque sí, como ocurrió el viernes. Vinieron dos reyes a La Isla. Por primera vez en la Historia. Con tinta verde la ciudad volvió a escribir V.E.R.D.E., o sea, Viva El Rey De España.
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