En su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta el primer lunes de febrero el Santo Padre sugirió emplear un poco de tiempo para la oración de adoración, diciendo sólo las palabras: “Escucha y perdona”
María Fernanda Bernasconi – Ciudad del Vaticano
Ir adelante por el camino en subida, hacia la oración de adoración, con la memoria de la elección y de la alianza, en el corazón. Es la invitación que hizo el Papa Francisco en la homilía de esta mañana, cuya reflexión comenzó a partir de la Primera Lectura del día (1 Re 8,1-7.9-13) en la que se narra que el Rey Salomón convoca al pueblo para subir hacia el Templo, para trasladar el Arca de la Alianza del Señor.
La alianza desnuda no hecha barroca por tantas prescripciones
Un camino en subida que, diversamente del de la llanura, no siempre es fácil. Un camino en subida para llevar la alianza, durante el cual el pueblo cargaba encima su propia historia, “la memoria de la elección”. Llevaba dos tablas de piedra, desnuda, tal como había sido dada por Dios, “no – subrayó el Papa – como este pueblo lo había aprendido de los Escribas”, que la habían “vuelto barroca”, hecha barroca “con tantas prescripciones”. “La alianza desnuda: yo te amo, tú me amas”: el primer mandamiento, amar a Dios y, segundo, amar al prójimo. En efecto, en el arca, no había nada más que las dos tablas de piedra.
El Papa pide a los párrocos que enseñen la oración de adoración
Por lo tanto introdujeron el arca en el santuario y apenas los sacerdotes salieron del recinto, la nube, la gloria del Señor, llenó el Templo. Entonces el pueblo entró en adoración: “de los sacrificios que hacía en el camino en subida al silencio, a la humillación de la adoración”. “Muchas veces pienso – dijo el Papa – que nosotros no enseñamos a nuestro pueblo a adorar”.
“Sí, les enseñamos a rezar, a cantar, a alabar a Dios, pero a adorar… La oración de adoración, ésta que nos aniquila sin aniquilarnos: en el aniquilamiento de la adoración nos da nobleza y grandeza. Y aprovecho, hoy, ustedes, con tantos párrocos de nombramiento reciente, para decir: enseñen al pueblo a adorar en silencio, adorar”.
Además, el Santo Padre exhortó a aprender desde ahora lo que haremos en el Cielo: la oración de adoración.
Un camino en subida con la memoria de la elección
“Pero, sólo podemos llegar allí con la memoria de haber sido elegidos, de tener dentro del corazón una promesa que nos impulsa a ir y con la alianza en la mano y en el corazón. Siempre en camino: camino difícil, camino en subida, pero en camino hacia la adoración”.
Escucha y perdona
Ante la gloria de Dios, las palabras desaparecen, no se sabe qué decir, afirmó Francisco. En efecto, tal como se narra en la Liturgia de mañana, Salomón logra decir sólo dos palabras: “Escucha y perdona”. Al concluir su reflexión el Papa Bergoglio invitó a “adorar en silencio con toda la historia encima y pedir: “Escucha y perdona”.
“Nos hará bien, hoy, dedicar un poco de tiempo a la oración, con la memoria de nuestro camino, la memoria de las gracias recibidas, la memoria de la elección, de la promesa, de la alianza y tratar de subir, hacia la adoración, y en medio de la adoración, con tanta humildad decir sólo esta pequeña oración: ‘Escucha y perdona’”.
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