Patricia Navas González
La mayoría de familias cristianas ya no evangelizan a sus miembros y hay tres grandes razones por las que sucede esto, señala el obispo de Osma-Soria, monseñor Gerardo Melgar Viciosa, en la carta pastoral Itinerario para la evangelización de la familia. Motivaciones, necesidad y líneas fundamentales, presentada este miércoles en su Casa diocesana.
En primer lugar, los padres han delegado las tareas educativas y transmisoras de la fe a instituciones, a los colegios. “Absortos en su trabajo, no tienen tiempo para sus hijos o lo tienen muy escaso y reducido éste al ocio con ellos, pero que no es suficiente para poder hablar de los problemas y de su vivencia humana y cristiana”, constata el obispo.
En su opinión, “esta ausencia de implicación de los padres y, en general, de la familia en la transmisión y educación de la fe de sus hijos, hace que no se interesen por lo que hacen sus hijos en la catequesis, que no se preocupen de animar a sus hijos en la elección de la clase de religión, que no se interesen por adquirir una formación humana y cristiana imprescindible para ayudarles a madurar humana y cristianamente”.
La falta de transmisión de la fe en la familia también responde, según monseñor Melgar, a “las estructuras familiares de convivencia cada vez más inestables o con ausencia de uno de los cónyuges”, ya que “tanto la presencia del padre y de la madre como la estabilidad familiar son elementos claves para lograr la maduración humana y cristiana de los hijos”.
“Existe, además, una escasa vida interior en las relaciones familiares que da lugar a unos lazos bastante superficiales, en los que se huye del conocimiento de los problemas personales y de fe de los hijos por no saber cómo ayudarles ni cómo darles respuestas convincentes, precisamente porque ellos, los padres, no viven quizás su propia fe ni se consideran preparados para poder ayudar a los hijos en dicha tarea”, añade.
En este sentido, “nadie da lo que no tiene y, por lo mismo, tampoco los padres pueden dar aquello que ellos o no tienen o lo tienen con una debilidad tan acusada que realmente les incapacita para ayudar a sus hijos en su desarrollo personal en orden a lograr ser personas maduras y creyentes auténticos”.
Soluciones
La carta del obispo de la diócesis castellana trata de ofrecer respuestas con “una pastoral que ayude a que nuestras familias sean realmente “Iglesias domesticas” en las que Dios esté presente y en las que se respire un ambiente en el que sea posible a sus integrantes nacer, crecer y madurar como creyentes, convencidos de que sin una familia evangelizada es muy difícil, por no decir imposible, la evangelización del hombre actual”.
El documento describe y delinea un “itinerario” para la evangelización de la familia, con pautas y pistas generales que parten de la base de que los
padres son los principales y primeros educadores, y la propia vivencia de fe en la familia, como testimonio cristiano, será el medio educativo más eficaz para suscitar y acompañar en el crecimiento de esa fe a los hijos.
Para la evangelización de las familias destaca la necesidad de cuatroactitudes:
1. Estar convencidos de la necesidad de un proyecto evangelizador de la familia como centro de la acción pastoral
2. Estar convencidos de la necesidad de hacer una opción decidida por una pastoral misionera para la evangelización de la familia
3. Conocer la situación real de la familia actual y, desde ahí, apostar por una decidida evangelización de la misma, y
4. Estar convencidos de que la evangelización de los padres es una necesidad urgente y una condición indispensable para que puedan transmitir la fe a sus hijos.
Por otra parte, señala varias etapas, necesarias y complementarias, en la tarea de implicar a los padres en la iniciación, crecimiento y maduración en la fe de sus hijos:
1 Etapa remota: la preparación de los padres desde el noviazgo, aprovechado para hacer una auténtica elección de la pareja, conocerse mutuamente y planificar su estilo de familia, a través del diálogo y la comunicación.
2. Etapa próxima: la preparación de los padres en la iniciación, crecimiento y maduración en la fe de los hijos y de la familia
3. Etapa inmediata: la implicación de los padres en la transmisión de la fea sus hijos y en la evangelización de la familia.
En primer lugar, los padres han delegado las tareas educativas y transmisoras de la fe a instituciones, a los colegios. “Absortos en su trabajo, no tienen tiempo para sus hijos o lo tienen muy escaso y reducido éste al ocio con ellos, pero que no es suficiente para poder hablar de los problemas y de su vivencia humana y cristiana”, constata el obispo.
En su opinión, “esta ausencia de implicación de los padres y, en general, de la familia en la transmisión y educación de la fe de sus hijos, hace que no se interesen por lo que hacen sus hijos en la catequesis, que no se preocupen de animar a sus hijos en la elección de la clase de religión, que no se interesen por adquirir una formación humana y cristiana imprescindible para ayudarles a madurar humana y cristianamente”.
La falta de transmisión de la fe en la familia también responde, según monseñor Melgar, a “las estructuras familiares de convivencia cada vez más inestables o con ausencia de uno de los cónyuges”, ya que “tanto la presencia del padre y de la madre como la estabilidad familiar son elementos claves para lograr la maduración humana y cristiana de los hijos”.
“Existe, además, una escasa vida interior en las relaciones familiares que da lugar a unos lazos bastante superficiales, en los que se huye del conocimiento de los problemas personales y de fe de los hijos por no saber cómo ayudarles ni cómo darles respuestas convincentes, precisamente porque ellos, los padres, no viven quizás su propia fe ni se consideran preparados para poder ayudar a los hijos en dicha tarea”, añade.
En este sentido, “nadie da lo que no tiene y, por lo mismo, tampoco los padres pueden dar aquello que ellos o no tienen o lo tienen con una debilidad tan acusada que realmente les incapacita para ayudar a sus hijos en su desarrollo personal en orden a lograr ser personas maduras y creyentes auténticos”.
Soluciones
La carta del obispo de la diócesis castellana trata de ofrecer respuestas con “una pastoral que ayude a que nuestras familias sean realmente “Iglesias domesticas” en las que Dios esté presente y en las que se respire un ambiente en el que sea posible a sus integrantes nacer, crecer y madurar como creyentes, convencidos de que sin una familia evangelizada es muy difícil, por no decir imposible, la evangelización del hombre actual”.
El documento describe y delinea un “itinerario” para la evangelización de la familia, con pautas y pistas generales que parten de la base de que los
padres son los principales y primeros educadores, y la propia vivencia de fe en la familia, como testimonio cristiano, será el medio educativo más eficaz para suscitar y acompañar en el crecimiento de esa fe a los hijos.
Para la evangelización de las familias destaca la necesidad de cuatroactitudes:
1. Estar convencidos de la necesidad de un proyecto evangelizador de la familia como centro de la acción pastoral
2. Estar convencidos de la necesidad de hacer una opción decidida por una pastoral misionera para la evangelización de la familia
3. Conocer la situación real de la familia actual y, desde ahí, apostar por una decidida evangelización de la misma, y
4. Estar convencidos de que la evangelización de los padres es una necesidad urgente y una condición indispensable para que puedan transmitir la fe a sus hijos.
Por otra parte, señala varias etapas, necesarias y complementarias, en la tarea de implicar a los padres en la iniciación, crecimiento y maduración en la fe de sus hijos:
1 Etapa remota: la preparación de los padres desde el noviazgo, aprovechado para hacer una auténtica elección de la pareja, conocerse mutuamente y planificar su estilo de familia, a través del diálogo y la comunicación.
2. Etapa próxima: la preparación de los padres en la iniciación, crecimiento y maduración en la fe de los hijos y de la familia
3. Etapa inmediata: la implicación de los padres en la transmisión de la fea sus hijos y en la evangelización de la familia.
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