Hoy jueves era el segundo día que amanecíamos en Villaluenga del Rosario aunque habíamos llegado en la tarde del pasado martes. ¡Cómo pasa el tiempo cuando uno es feliz!
Daban las ocho de la mañana en el reloj de la Iglesia cuando nos despertamos, casi al unísono, y después de hacernos los "remolones" nos levantamos. Mientras Hetepheres se duchaba y preparaba, yo actualizaba el blog.
Una vez concluido todo, a eso de las diez de la mañana, nos fuimos a desayunar. Hoy en el Casino es el día de descanso y desayunamos, muy bien, en "Ana Mari". Dos buenas rebanadas de pan de campo con una zurrapa de lomo hecha en casa que quita el sentío. Una amena conversación hizo que nuestro desayuno fuera considerado de espectacular.
A eso de las once la mañana nos encaminamos, como teníamos previsto, hacia Ronda. Esta Ciudad nos tiene embelesado y por más que vayamos, más ganas tenemos de volver. Aunque ese "volver" sea de un rato largo porque, para mí, es primordial el regresar a nuestro hogar que es mi querido pueblo de Villaluenga.
En Ronda paseamos por las calles más comerciales, nos entretuvimos a gusto, fuimos a una céntrica Iglesia para visitar a Jesús en el Sagrario, el Sacratísimo Cuerpo de Cristo que sigue entregándose a todos a cada segundo, para después coger para el Tajo e introducirnos en la parte vieja.
Caminando y respirando el olor a historia, a tradición bien conservada. Visitamos el Museo de Lara en el cual disfrutamos mucho y después nos fuimos para almorzar.
Esta vez quisimos hacerlo en el Mesón-Bar "Santa María". Una mesa en plena calle Armiñán justo enfrente de una bodega.
La comida totalmente deliciosa y, muy recomendable, tomar en estas fechas el "ajo blanco". ¡Delicioso este plato". He probado muchos pero nunca como el que hoy he podido disfrutar y degustar en el "Mesón Santa María". De segundo tomé un plato de macarrones gratinados, exquisitos, y Hetepheres un buen plato de secreto ibérico que es uno de esos platos que dejan huella en el paladar. Un buen postre acompañado de un coca cola y un buen tinto que dejé a elección de la casa.
En todo momento nos sentimos en casa, nos trataron con desmesurada cortesía y amabilidad. Por su comida, en primer lugar, por el trato que dispensan y por el lugar donde está enclavado no tengo más remedio que recomendar, con verdadero interés, este sitio para todos los que puedan leer este post y vayan a esta ciudad maravillosa que es Ronda.
Al finalizar nuestro sabroso y reconfortante almuerzo nos fuimos con decisión de irnos hacia Villaluenga del Rosario. Antes compramos unos dulces hechos en casa así como dulces de distintos conventos que nos ofrecen "La Casa de Dulce" que está en la calle Tenorio 11 y que pertenece a los mismos dueños del Mesón "Santa María" que fue el lugar donde comimos y que ahora recuerdo con deleite.
Un plácido paseo precedió nuestra vuelta a casa.
Tengo que decir, en honor de la verdad, que la vuelta fue un "abrir y cerrar los ojos", pues me quedé profundamente dormido y me desperté cuando Hetepheres se encontraba ya aparcando nuestro coche en el lugar de siempre de nuestro querido y amada pueblo.
Llegamos a casa, mi intención hubiera sido prolongar la siesta aunque, al final, me puse a actualizar el blog.
Después nos dimos un paseo por nuestro pueblo, necesitábamos disfrutar de él y al llegar a casa nos pusimos a leer un poco en el patio hasta que llegó nuestra vecina Elena con la cual conversamos entre risas y bromas. ¡Es una mujer extraordinaria en todos los sentidos!
Ahora ya solo nos queda ver un poco la tele, cenar la ensalada de aguacate que me ha preparado Hetepheres para después ver la tele hasta que el sueño nos haya vencido.
Mañana será otro día. ¡Qué pronto se pasa el tiempo cuando se es feliz! Y yo lo soy cuando estoy en Villaluenga del Rosario: Un pueblo que me tiene enamorado en todos los sentidos.
Jesús Rodríguez Arias
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