Ha amanecido, este domingo, con un color gris que lo invade todo. No hace frío, pero el cielo amenaza lluvia y sobre todo hace que los recuerdos y melancolías se agolpen en mi mente y en mi corazón.
Hoy, sin saber por qué ni teniendo motivos para ello, me encuentro sentimental y bucólico. Soy hombre de sol y de calor y este tiempo me hace rememorar sentimientos ya pasados, algunos felices y otros no tanto, que son eso: Recuerdos del pasado.
Acababa de terminar de leer el primer periódico del domingo, los fines de semana se agolpa la prensa en mi casa, y le he dicho a mi mujer: "Hetepheres, hoy me encuentro triste y melancólico", ella me ha mirado y como me conoce sobradamente bien me ha dicho: Es el tiempo cariño, a ti el nublado te hace sentir así.
Hoy se parece a un día de Navidad de cuando yo era pequeño. Recuerdo, se me agolpan los recuerdos, el día 22 de Diciembre, el día de la Lotería, el primer día de mis vacaciones escolares. Me levantaba a las nueve de la mañana con el soniquete de los niños de San Idelfonso "cantando" números. Esas voces angelicales las asemejo, invariablemente, a la Navidad. Mi madre con mil y una cosa, trasteando para que todo en Navidad estuviera en orden, como toda la vida, como lo había vivido ella desde chiquitita. Y era, en mis recuerdos, un día gris, como hoy, mis recuerdos de ese día siempre serán el mismo: Día gris, Niños de San Idelfonso y mi madre en todo para que no nos faltara nada. Mi madre. ¡Esa gran mujer! Que perdió muy pronto a su marido y tuvo que hacer el papel de madre y padre con sus cuatro retoños. ¡Gracias mamá! Nunca te las he dado y con el pasar de los años uno empieza a pagar deudas pasadas. Mi madre, que cuarenta años después, vive en una buena calidad de vida a pesar de su delicado estado de salud.
Hoy, nos hemos levantado, hemos desayunado, nos hemos ido a Misa a tomar el alimento que es el más necesario para todo creyente: El Cuerpo Sacratísimo de Cristo, hemos llegado a mi casa, mi suegra Conchita, otra madre para mí, ha estado hablando de, precisamente, la Navidad, mi mujer está trasteando, haciendo todo porque no puede estar parada. Es inquietamente generosa, desbordadamente alegre y optimista. Le digo en innumerables ocasiones que es la fuerza que necesito para seguir y nuestro gatito "pitufino" haciendo de las suyas.
Un domingo tranquilo, en la paz del hogar, con mis seres queridos. Un domingo que invita a los recuerdos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario