Con este artículo que hoy publica Información San Fernando en el apartado que dirige y coordina mi buen hermano Pepe Moreno Fraile doy inaugurado el curso 2018-2019 de mi semanal tribuna de opinión después de descansar mente más que cuerpo en el pasado mes de agosto.
He querido que en mi primer artículo dar sirva para dar las GRACIAS a quienes bien me hicieron en un el periodo esencial de mi vida que terminó a finales del pasado julio y señalar el "itinerario" que quiero trazar en este que hoy comienza.
ITINERARIO ESPERANZA es el título de este artículo y también la senda que quiero seguir.
Jesús Rodríguez Arias
ITINERARIO
ESPERANZA
El primer lunes de septiembre no es un lunes
cualquiera como tampoco lo fue la vaca lechera en las canciones de nuestra
infancia. Hoy lunes comienza de nuevo todo porque este mes que el sábado
iniciamos es la casapuerta de un curso que durará más menos nueve meses. Este
verano que poco a poco vamos despidiendo ha dado mucho de si en todos los
aspectos, también en el cofrade, momentos que han hecho historia dentro nuestra
propia historia y de los cuales mucho se ha hablado pues ha creado amplia
expectación.
Este pasado mes de agosto me ha
servido para poner orden a las ideas, para descansar la mente, que también se
agota, y escribir casi nada. Sí han sido 31 días de descanso que no vacaciones
pues yo las disfruto espaciadas en el tiempo por la propia salud.
Quiero que sirva este primer artículo
en mi tribuna de Información San Fernando de este curso 2018/2019 para dar las
gracias y a su vez proyectar la línea que quiero seguir durante el mismo, un
itinerario que aunque a veces sea crítico siempre desemboque en la Esperanza.
Hace justamente un año, en pleno
septiembre, me llamaba mi querido hermano David Gutiérrez para anunciarme el
acuerdo que había adoptado su Junta de Gobierno de nombrarme Pregonero de María
Santísima de la Esperanza de 2017. Debo reconocer que este gesto me ilusionó y
emocionó pues estaba atravesando unos momentos delicados en mi vida. Vivir esos
meses escribiendo en Villaluenga del Rosario desde la Esperanza fue la mejor
medicina para el alma y para el cuerpo que puede existir. Pregonar a María
Santísima lo que es mi Esperanza de vida fue todo un privilegio que se
materializó un friolero sábado 16 de diciembre en la Iglesia Vaticana y
Castrense de San Francisco de Asís de San Fernando. Mi gratitud perdurable más
allá del tiempo a la Junta de Gobierno de mi ya Hermandad de la Expiración, a
David Gutiérrez, Hermano Mayor, a María del Carmen Márquez, Secretaria, a mi
hermano en la Fe y en la Esperanza, Manuel Bouza Montilla, Cheri, al Padre
Gonzalo, por ponerme todo tan fácil y a mi querido hermano Pepe Moreno Fraile
por acompañarme también en esta singladura cuando hacía justamente 10 años de
su Exaltación. Sé qué quién coja el testigo y se agarre al atril de la
Esperanza saldrá marcado por esta experiencia vital y también espiritual.
De bien nacidos es ser
agradecidos y mi madre me enseñó a serlo desde “chiquetito”. Este nuevo
comienzo de mis artículos en Información San Fernando después del necesario mes
de descanso quiero enfocarlo en la Esperanza que es justamente los que entre
unos y otros nos están intentando quitar. Se puede ser crítico, incluso mordaz,
se puede decir y escribir lo que se tenga que escribir y decir pero siempre
dejando esa puerta abierta tan necesaria de que con un poco de voluntad y
poniendo las cosas en manos de Dios todo puede llegar a buen puerto, que nada
está perdido aunque para nosotros el barco esté hundido y sea un pecio en el
fondo de la mar.
El mundo está cambiando
demasiado deprisa lo que llevan proyectado décadas, todos los pilares se van
tambaleando o al menos eso nos hacen creer, nuestro apostolado necesita el
enésimo revulsivo para que todo no quede en el día de la procesión, los
hermanos deben serlo y necesitan saberse queridos como tales pues si no es así
apaga y vámonos. Todo esto pasa porque en verdad somos frágiles y tenemos una
Fe débil. Si de nosotros dependiera seguro que habríamos echado el cerrojo a
cuanto no nos gustara o simplemente no estuviéramos de acuerdo pero Dios está
con nosotros, nos ayuda, nos abre esa necesaria ventana, nos da fuerzas cuando
las creíamos agotadas, nos hace sentirnos amados, nos ofrece su perdón que es
imprescindible para nuestra propia salvación, nos regala cada día para que
realicemos nuestra misión, no nos pide lo que no podemos hacer, y sobre todo
nos regala la Esperanza como el mejor de los mejor itinerarios...
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