domingo, 30 de septiembre de 2018

SAN FERNANDO: 75 AÑOS DEL HUERTO EN UNA TARDE IRREPETIBLE



El misterio de la hermandad del Huerto atraviesa la calle San Dimás, ayer tarde.


A.R.
La hermandad de la Oración en el Huerto tiene un idilio con el mes de septiembre desde que en 2006 la fecha diera cobijo a uno de los momentos más grandes de su historia: la coronación canónica de su titular, María Santísima de Gracia y Esperanza. Ayer -en este año de insólitas estampas cofradieras y de procesiones extraordinarias- se confirmó. Aunque en esta ocasión no fue la elegante dolorosa del Martes Santo la que derrochara hortelanía por las calles de la Pastora.

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Fue el Señor. Así, a secas, como cariñosamente suelen llamarlo los hermanos hortelanos, que no son pocos precisamente. El misterio pasional de Nuestro Señor Jesucristo Orando en el Huerto volvió a pasear su olivo por la calle -por sus calles, porque el recorrido se ciñó en exclusiva al barrio- para celebrar el 75 aniversario fundacional de la cofradía, que se iniciara allá por diciembre con la concesión de la Medalla de la Ciudad a la hermandad. Fue una tarde inolvidable para los hermanos del Huerto, que en realidad comenzó por la mañana en el interior del templo donde las horas previas a la salida se vivieron en torno al titular con la misma ilusión, con el mismo entusiasmo, con la misma emoción que luego, cuando enfilaron la plaza de la Pastora, mientras el himno -La Oración en el Huerto, de Agripino Lozano- volvió a sonar para marcar el momento clave de ese 75 aniversario. La marcha volvería a sonar al filo de la una de la madrugada en el interior del templo, cuando el misterio completó su recorrido de cinco horas por el barrio.

A la salida, el número uno de la hermandad, Antonio Perulero, ejerció de padrino al dar la primera levantá de esta tarde impregnada de ADN hortelano, en la que el levante se vino abajo y la gente respondió en la calle.

A los que ya tienen cierta edad no se les pasó por alto que el Cristo del Huerto luciera una túnica blanca completamente lisa, sin bordados. Era nueva, donada por unos hermanos, pero recordaba la imagen más característica y conocida de la hermandad durante las décadas de los 80 y de los 90. Casi todo lo demás, claro, era completamente nuevo: el paso dorado -con la figura de Spínola en el frontal, otro detalle- que tantos años de esfuerzo costó a los hermanos, los 'dormilones' que completan el misterio, los broches bordados para los faldones... El conjunto, curiosamente, casaba lo antiguo y lo nuevo y se convertía en toda una metáfora de esos 75 años de vida, que además -como no podía ser de otra forma- fue una celebración compartida con la JCC, sus cargadores, y la agrupación musical Fuensanta de Morón, que hace ya unos cuantos años que se ha convertido en una pieza esencial del Martes Santo. El "trinomio perfecto" le llaman a esto los hortelanos.

Con la salida, la cofradía del Martes Santo pone el broche de oro a un 75 aniversario y a un año de 2018 que además ha deparado otra insólita imagen: la del vía crucis diocesano del pasado mes de julio, en el que también participó este misterio isleño.

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