EL ALBA SE ASOMA A MI ORACIÓN: "Os infundiré mi espíritu y viviréis" (Oficio de Lectura). Ayer fue día de espera y fue día de culminación de una vida. Fue día de testimonio y fue día de cumplimiento de la Palabra. La promesa que Dios realiza, al profeta Ezequiel, se hace realidad en dos sentido. Por un lado, el Señor nos infunde su espíritu, aquí y ahora, para que erradiquemos nuestra "mundanidad" y para que acojamos nuestra "humanidad"; para "vivir", no sólo "subsistir". Y por otro lado, Dios nos infunde su espíritu para vivir en la "tierra de la promesa", en la "morada de Israel"; para vivir en el "cielo", superando la vida en la "tierra". Damos gracias a Dios porque somos testigos de que esta promesa se cumple en su totalidad. Qué unidos a Cristo podemos participar de su vida. Y que, abandonados en el Señor, Él dará VIDA a nuestra vida. Santa María de la Clara Esperanza, ruega por nosotros.
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