El mundo de hoy está exigiendo hombres y mujeres que tengan la honestidad y el coraje de comprometerse supone ambas cosas: Honestidad, porque el compromiso es una posición que exige la fe y coraje porque es preciso atenerse a las consecuencias del compromiso, que surge de la fe.
Luchar por esa profunda renovación interior, que fortalece y templa, para producir cambio en el ambiente donde actuamos. Prestarle a Cristo nuestros brazos, nuestras acciones, nuestra personalidad, nuestra presencia en el mundo.
Tener respuestas concretas, actuales, a las preguntas más candentes que nos formulen. Si se refieren a Dios y nos callamos, es porque no profundizamos nuestra fe y si se refieren al mundo en que vivimos y nos exponemos nuestros convencimientos personales, es porque somos indiferentes a la realidad que nos circunda. Comprometerse es tener siempre coraje, decisión, convencimiento y fe.
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