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ENTREVISTADO POR EL ABC
Para el obispo de Bilbao, Mons. Mario Iceta, la retirada de la reforma de la ley del Aborto puede tener un gran calado en nuestra sociedad. En una entrevista concedida a ABC, el médico y presidente de la Subcomisión Episcopal de Familia y Vida de la Conferencia Episcopal Española, advierte de que no cumplir con los compromisos adquiridos con los votantes y sustituir los principios por «cálculos electoralistas» afectan «la calidad democrática» de un país. El prelado constata que todos los partidos con representación parlamentaria son abortistas.
(Abc/InfoCatólica) Laura Daniele entrevista a Mons. Iceta:
-¿Qué le parece la decisión del Gobierno de retirar el anteproyecto de ley para la protección de la vida del concebido?
-Hace tiempo que se venía venir esta claudicación porque no había una decisión firme de llevarlo adelante. El primer compromiso para la estabilidad democrática es dar respuesta a los compromisos adquiridos con los votantes. Creo que es un tema fundamental para esa regeneración democrática de la que se habla en muchos ámbitos. El otro punto es que una democracia se basa en la defensa de unos principios. Los principios son fundamentales para organizar una sociedad justa y para que también los electores sepan a qué atenerse. Me da la sensación de que hoy en día, el compromiso que los gobernantes adquieren con los votantes y el respeto que se debe tener a los principios son frecuentemente sustituidos por cálculos electoralistas. De este modo la regeneración democrática queda simplemente en palabras vacías o pura imagen. Creo que son dos elementos fundamentales que afectan a la calidad democrática de un país.
-¿Qué consecuencias traerá esta marcha atrás del Gobierno?
-En el arco parlamentario del Congreso hoy ningún partido defiende la vida humana desde su inicio. El aborto como un derecho también es sostenido por el arco parlamentario porque ningún grupo político ha objetado nada.
-Esta realidad deja entonces sin opciones a aquellos ciudadanos que defienden el derecho a la vida.
-Ninguno de los partidos que se encuentran en este momento en el Congreso reflejan la posición de una persona que defiende la vida desde su inicio. También está la enorme carencia de ayudas a las familias y a la maternidad, que es un elemento fundamental para el desarrollo social y en el que nos encontramos a la cola de Europa.
-Cada tanto surge el debate en torno a la legalización del aborto, pero ¿no le parece que se habla poco sobre la necesidad de ayudar a las mujeres embarazadas y que podría ser incluso el mejor antídoto para acabar con la altas cifras de aborto?
-Sí, pienso que es equivado cómo se plantea hoy en día la cuestión del aborto. Hay que partir de la necesidad de tutelar y promocionar dos bienes fundamentales, como son la vida que comienza en el seno de la madre y la propia madre a la que debe proporcionarse la ayuda necesaria.
-¿Es reprochable la demora del TC en pronunciarse sobre la ley en vigor?
-Yo no sé si reprochable, pero la Justicia para que sea justa tiene que ser ágil y dar pronta respuesta. No sé cuáles pueden ser las circunstancias que pueda tener el tribunal, pero una cualidad de la Justicia es dar respuesta en un tiempo razonable a las cosas que se plantean y ciertamente llama la atención la demora de una respuesta a esta cuestión.
-El Gobierno justifica su decisión en la necesidad de buscar consenso, pero ¿no cree que el voto de los ciudadanos al programa electoral del PP en las elecciones generales es un consenso suficiente y legítimo?
-A mí, buscar un consenso me parece una excusa. Pienso que lo que debe hacer un Gobierno es cumplir con el mandato que sus electores le han dado con mayoría absoluta. La ley actual, que se aprobó en el Gobierno de Zapatero, no buscó ningún consenso. Entonces hubo incluso un consenso menor que en la actualidad.
-¿Los obispos apoyarán la manifestación del 22-N convocada por el Foro Español de la Familia?
-No tengo noticia de cómo se ha organizado esa manifestación, pero este tipo de iniciativas deben partir de la sociedad civil porque esto no es una cuestión religiosa, aunque tenga también su dimensión religiosa. Es un tema humano, un derecho fundamental. Por lo tanto, debe ser la sociedad civil la que promueva el respeto al nasciturus y la tutela de lamaternidad. No es la Iglesia la que debe organizar estas cosas. Los pastores orientan con sus palabras la conciencia de los creyentes y proponen pautas para una sociedad más justa y para una defensa de la dignidad humana.
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