lunes, 3 de febrero de 2014

PARA MEDITAR.

Pon a prueba tu paciencia en pequeñas dosis, haciendo muestras de paciencia, para ejercitarla. No mires al reloj mientras esperas el autobús, elige la caja con más gente en el supermercado, sube la escalera de una en una, acompasa tu ritmo al de la persona mayor que camina delante de ti... No vaya a ser que cuando necesites de verdad hacer uso de tu paciencia esté sin estrenar... 

1 comentario:

  1. Y puedo asegurar que estos consejos dan muy buenos resultados.

    1º. en el mercado te pasa algún tiempo comprando, estás cansado, se dirige hacia la caja para pagar, pero otro se cuela, ¡que no falte la alegría del corazón ni la sonrisa! sino amor fraternal y respeto.

    2º. Si ya te toca pagar en caja, pero ves a otra persona, que tiene menos cosa, uno, dos tres, la caridad nos dice que debemos cederle el lugar.

    3º. En algún paso cebra, un coche no te deja pasar, déjalo, ignóralo, pero ora por ese conductor, conductora para que no le suceda nada malo en el camino por las prisas.

    4º. Supongamos también que una señora mayor se acerca a ti, no recuerda donde vives, ella te pregunta, tratas de ayudarla, pero ni siquiera reconoce ninguna de esas viviendas que hay por la cercanía, No te apartas de ellas, la ayuda, pasan los minutos, 15, 30, más de una hora, se hace de noche, y estás con ella, hasta que gracias a Dios, por fin, ¡qué descanso! ya se acuerda. La paciencia es importante,

    5º. Último ejemplo, en una ocasión, cuando me cambié de operador telefónico, de Vodafone a Movistar, es verdad, que yo estaba muy incómodo, ya me cobraba Vodafone, grandes cantidades, desde que el contrato decía, a menos de treinta euros, poco faltaba para superar los cien euros mensuales, ninguna ayuda por parte de las oficinas del consumidor local, ninguna ayuda por la OCU, recibía muchos mensajes por teléfono con amenaza de llevarme a juicio y apropiarse de todo el dinero que tengo, y ya pasaba de los dos años, No encontré ayuda, sí, la encontré, la oración que me fortalecía en la paciencia, y para poner fin a estas cosas mundanas, en cuánto pude, pague más de doscientos euros, y gracias a Dios, por el día de hoy, no he recibido ni cartas, que también me enviaban cartas con amenazas.

    ¿Por qué pagué aquello que ya estaba sobradamente pagado?

    Porque supe escuchar a Jesucristo, y por Él lo he hecho, por su amor.

    Evangelio San Lucas, 6, 30: «A todo el que te pida, da, y al que tome lo tuyo, no se lo reclames».

    Todo lo pongo en manos de Dios, si lo que tengo no es para mí solo, sino para compartirlo, a nadie tengo derecho de llevarles a juicio, sino que deseo que abran su corazón a Dios, y tengan la inmensa alegría de heredar el Reino de los cielos. Pero sin penitencia, ni sacrificio, ni vida de oración no hay posibilidad de alcanzar el más mínimo de paciencia, como quien dijera, "perdono pero no olvido". La paciencia con caridad, porque hay una paciencia que no es tal, cuando explota luego. Cuando dicen: "la paciencia tiene un límite", yo diría, que si hay limite no hay paciencia, sino algo de "agüante", aguantar es menos que tener paciencia.

    Pero esto cuando lo hacemos no lo hacemos nosotros, sino cuando dejamos que Cristo obre en nuestra vida, cuando le decimos de verdad SÍ, y es importante tenerle presente en cada momento de nuestras vidas, si no fuera por Él, no podríamos hacer absolutamente nada, todo es mérito de Cristo Jesús.

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