domingo, 4 de marzo de 2012

ARRANCA LA TEMPORADA TAURINA.

Sociedad | La Gaceta



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    Algo relegado hasta 2010, José María Manzanares rompió todos los esquemas en la temporada 2011 marcando un punto y aparte. | Getty
    TIEMPO DE TOROS

    Arranca la temporada taurina

    04 MAR 2012 | Reportaje: José Antonio del Moral
    La temporada arrancó ayer en Olivenza y seguirá en muchos puntos de la geografía española y del sur de Francia.El panorama torero continúa siendo más que interesante.

  • Cada campaña taurina tiene su afán y su ilusión. El toreo nunca es previsible por muy seguras que parezcan las expectativas. La incertidumbre es una de las grandes virtudes del juego. El no saber nunca lo que puede pasar. Pero los aficionados aman los acertijos, las apuestas, adelantarse a los acontecimientos con pasión. De ahí que las corridas suelen deparar una euforia incontenible cuando salen bien y una frustrante depresión cuando salen mal. Se empeña tanto que es como la lotería. Y es que nada ni nadie está seguro de los resultados de cada festejo. La gran temporada española que ayer mismo empezó en la preciosa placita de Olivenza (Badajoz) y continúa hoy allí mismo en doble jornada dará los primeros pasos. Luego llegarán las Fallas, Castellón y, poco después, Sevilla, Jerez, Madrid, Nimes, Granada, Alicante, Burgos, Pamplona, Mont de Marsan, Valencia, Santander, Huelva, Vitoria, Gijón, San Sebastián, Bilbao, Almería, Palencia, Dax, Valladolid, Bayona, Salamanca, Logroño. Barcelona, San Miguel en Sevilla, Otoño en Madrid, Zaragoza… en un sin parar por toda la geografía española y del sur de Francia hasta las postreras fiestas de San Lucas en Jaén. En no más de 300 festejos de los alrededor de 1.000 que se celebran entre los que verdaderamente cuentan se centrará el interés. Aquí daremos cuenta directa de los más importantes, que será donde se reparta el bacalao.
    Pero este año se han enturbiado los pronósticos porque los conflictos creados por la disputa que hay entre los mejores toreros y las empresas de las plazas más determinantes a cuenta de los derechos de imagen de los primeros en las retransmisiones de los festejos de las grandes ferias han dejado fuera a varias figuras de las primeras grandes ferias, algunas imprescindibles, y los carteles han recortado demasiado la categoría que demandan los públicos. En Valencia, en Castellón y en Sevilla van a faltar estrellas que hasta hoy mismo nadie podía imaginar que no competirían. Y ya se sabe que, sin competencia entre los más grandes, las temporadas pierden tensión. Ojala que, tras celebrarse las que ya están anunciadas entre las más importantes, se imponga la cordura y todo vuelva a su ser natural.
    Sin embargo, entre presencias y ausencias, el panorama torero continúa siendo más que interesante. La pasada temporada concluyó como histórica por el alto número de diestros atractivos de diversa condición artística que compitieron sin apenas desmayo. Enrique Ponce, desde hacía 22 años, y El Juli, 15, llevaban comandando la nave sin que casi nadie les apeara de sus respectivas primacías. Pero el tiempo no ha pasado en balde sobre el milagrosamente inagotable valenciano, que persiste en la cima pese a su voluntaria ausencia en las plazas, donde siempre le miraron de reojo, ni tampoco en forma de un cierto desgaste taquillero sobre el madrileño que, no obstante, cabalga sobre su pletórica madurez profesional.
    En campañas anteriores, dos toreros habían llamado fuerte a las puertas del poder aunque cada uno en una sola temporada: el francés Sebastián Castella en 2006 y el extremeño Miguel Ángel Perera en 2008. Pero el galo, aun sin abandonar la primera fila, no pudo afianzarse en el trono apenas ocupado y el de Badajoz, tampoco. Sólo que, en su caso, continúa acechando con gran determinación pese a sus muchos percances y cornadas. Todo un caso de sostenido valor-valor.
    Algo relegado hasta 2010 aunque con un fabuloso potencial, José María Manzanares rompió todos los esquemas en la temporada 2011 marcando un punto y aparte de tan alta dimensión que se puede hablar de un antes y un después tras una eclosión que no se circunscribió a su histórica tarde del indulto de un toro de Núñez del Cuvillo en la Feria de Sevilla, sino a lo largo y a lo ancho de toda la campaña, de la que salió proclamado como absoluto campeón y altamente cotizado. De que siga o no en el mismo plan dependerá que su anuncio pueda convertirlo en época. La de Manzanares, por tanto, es la mayor expectativa que tenemos en la campaña que acaba de comenzar. Si se confirma, podríamos afirmar que, por primera vez en la historia del toreo, convivirían tres épocas de este arte: la más larga de todos los tiempos que viene protagonizando Ponce en su tramo final, la más intensa de El Juli en su central y espléndida madurez y la incipiente del último elegido por los dioses, Manzanares. Todo hace prever que así será porque en el aún muy fresco Manzanares, a la proverbial dulzura imperial de su estilo torero, se aúnan el valor, la inteligencia, la capacidad propia de las grandes figuras y una seguridad casi absoluta en las suertes de matar que en su caso parangonan al mismo nivel del excelencia el volapié y la de recibir, al punto de que en esta última es el más frecuente de sus intérpretes que hayamos conocido, lo que le permite acumular triunfos redondos como pocos lo hayan conseguido. La resistencia de El Juli ante tal acoso será la segunda gran expectativa de la presente campaña. Por eso es tan lamentable como imperdonable su ausencia en las tres primeras grandes citas de Valencia, Castellón y Sevilla. Esperemos que no ocurra en Madrid ni de ahí en adelante.

    Tercera gran expectativa
    Dominando desde años el panorama más netamente artístico del toreo en su más pura y frecuente versión, continúa en la lid Morante de la Puebla. Caso un tanto aparte por cuanto caracteriza a los diestros de su corte y, al mismo tiempo, singular entre todos los habidos por ser el más capaz, valiente y regular de cuantos hemos conocido. Tanto es así que, lejos de ser enjundiosa aunque insegura su presencia en los mejores carteles, viene compitiendo con los grandes con tantos éxitos que casi puede considerarse uno de ellos. Este es otro de los toreros que no deberían faltar en ninguna cita importante. Pero parece ser que, este año, él mismo ha decidido actuar en muchos menos festejos de los que últimamente venía sumando. Tercera gran expectativa, pues, cuánto pueda hacer Morante esta temporada.
    Y la cuarta o, quién sabe, si se adelantará por cuanto también ya puede presumir el extremeñoAlejandro Talavante porque, el año pasado, protagonizó muchos momentos estelares, sobresaliendo los conseguidos en las Ferias de San Isidro y del Pilar en Zaragoza. Este torero, llamemos guadianesco, que tan pronto aparecía como desaparecía, lleva dos años en los que casi nunca se oculta. Y no sólo eso, sino que ahora mismo es uno de los geniales por sus sorprendentes inventivas muleteras de las que, sin embargo, no debería abusar porque en las faenas que le hemos visto este invierno en las Américas, llevado del gran impacto que provocan, olvida demasiado el principal motivo de su excepcional valía que no es otra que su mano izquierda de oro en la suerte muletera más aristocrática, el natural.
    Entre los primeros, seguro que El Fandi continuará en cabeza por número de corridas toreadas y trofeos cosechados. Algunos desprecian esta seguridad numérica y le acusan de vulgar sin dar la importancia que tiene su excepcional capacidad resolutiva y su sentido del espectáculo. Pero cada vez son más los convencidos de que el granadino, además de ser un gran capotero, un banderillero histórico y un seguro estoqueador, cada año que pasa está siendo mejor muletero. El Fandi, además y desde el punto de vista comercial, sigue siendo un gran acicate para los abonos por la mucha gente que sigue llevando a las plazas entre las gentes sencillas que, a sabiendas de que con El Fandi hay divertimiento asegurado, repiten y repiten en las taquillas para no perdérselo. El Fandi es el gran comodín del toreo contemporáneo y por eso continuará presente en todas las ferias sin problemas.
    Caso de admirable persistencia sigue siendo El Cid quien, lejos de acomodarse a un provechoso declinar, continúa luchando contra los imponderables propios y los que le ponen cuantos llevan anunciando su final sin que el torero se muestre conforme ni dispuesto a llevarles la razón. Quizá no alcanzará nunca más el máximo nivel que alcanzó en su cenit profesional cuando mató seis toros de Victorino Martín en aquella histórica tarde de Bilbao, pero por ahora y una vez solventado el largo bache que padeció hace dos años, todavía hay muchos Cid por catar.
    Tres nuevos toreros que vienen empujando con fuerza: uno ya casi instalado en la primera fila, Daniel Luque, y dos que este año ya no serán las revelaciones sino más que realidades: David Mora e Iván Fandiño. Quizá y sin quizá sean estos tres los toreros más beneficiados del conflicto catódico porque, cada cual en sus respectivos niveles, serán de los que más tiren las empresas para llenar los huecos de los grandes ausentes. Sin ir más lejos, el hueco de El Juli en la corrida del Domingo de Resurrección de Sevilla lo ocupará Luque en cartel encabezado por Morante y Manzanares. Veremos si Luque responde al gran compromiso. Y en cuanto a los otros dos, sus actuaciones de este año se abrirán frente a ganado propicio o más fácil del que venían lidiando aunque no faltarán sus acostumbradas proezas, como será su mano a mano con los victorinos en Sevilla tras otro en Madrid, más grato que el heroico del pasado otoño, actuando mano a mano con reses de Jandilla el Domingo de Resurrección. Del trío y por ponerles alguna pega, Daniel Luque, como hemos dicho de Talavante, tendrá que centrarse más en lo fundamental de su buen toreo y administrar mejor su favorita guarnición, no abusando de lo que con la muleta suele cuando alterna naturales zurdos y diestros sin moverse del sitio tras clavar la espada en la arena. Algo ciertamente original y caro que deja de serlo cuando lo quintuplica. Respecto a David Mora y a Fandiño, habrá que separarles en más corridas. Que, de vez en cuando, cada uno vaya por su lado. Mora deberá corregir defectos en la manera de conducir la muleta. Y Fandiño no creerse tanto ni conformarse con lo que de él dicen muchos críticos que han puesto demasiado alto su listón. Ambos tienen todavía un largo camino por mejorar y recorrer. No obstante, los tres también son grandes alicientes para la temporada.
    De los gladiadores, vamos a ver mucho a tres. Sobre todo al murciano Rafaelillo, que será quien se quede para varios años como pequeño aunque gran rey del torismo. El Fundi anuncia despedida yJuan José Padilla, más que una morbosa reaparición tras su horrible cornada en Zaragoza. Sorprendentemente recuperado aunque sin la visión de un ojo que llevará tapado a lo Éboli y con medio rostro paralizado, al menos podrá disfrutar en su encabezamiento en carteles de lujo con ganado de garantía. Las empresas han empezado por contratarle así, en la creencia de que el morbo ayudará en la taquilla. Ya veremos hasta cuándo…
    Especulaciones y ganaderías
    Y de los más sonoros nombres, citar finalmente a dos: José Tomás y Cayetano. Ojalá que el de Galapagar se decidiera a completar una campaña propia de su rango. Lamentablemente, no parece estar dispuesto a ello. Por el momento, todavía ni está formalmente anunciado en ninguna parte. Se especula sobre su forma física y, en consecuencia, anímica porque el año pasado fue evidente que le faltaron sitio y forma aunque le sobró tirón taquillero. Por lo que respecta a Cayetano, tampoco parece que sea capaz de formalizar su pretensión de ser figura por lo que le seguirá siéndolo solamente de cara a la galería pero en absoluto de facto.
    Por las ausencias y del pelotón también se beneficiarán según y cómo vaya conviniendo decenas de toreros más o menos modestos. Unos desde el norte, como el riojano Diego Urdiales, que este año ya veremos lo que logra nada menos que en Sevilla –un triunfo de La Maestranza le valdría millones–, otros desde el centro, como Alberto Aguilar, y otros desde el sur, como el ya veterano cordobésJosé Luis Moreno. Ojalá que los tres no tengan que seguir, como tantísimos otros, vistiéndose de luces por casi nada. No es cuestión de dar más nombres para no ofender, aunque entre estos hay un injustamente descabalgado de Sevilla, Curro Díaz, ignoro por qué. ¿Quizá por haber pedido aumento de sueldo? Lógico tras su triunfo del año pasado aunque no tanto por no saber medir sus posibilidades pecuniarias. Y es que el embrujo de Sevilla es muy difícil de medir por su especial idiosincrasia. En La Maestranza suelen ser muy amables y dadivosos con los suyos dentro de la plaza aunque en los corrillos que se forman después de las corridas delante de la Puerta del Príncipe es cuando se escuchan las verdaderas valoraciones. Les piden la oreja en los tendidos y se la quitan en la calle… Esperemos que no siga ocurriendo esto con Oliva Soto.
    Y para rematar, los nuevos valores que nos envía México, entre los que destaca Diego Silveti, alevín de su ilustre saga, quien, por formado en España y sus muchas virtudes, parece estar llamado a ser gente tanto en su tierra como en nuestros ruedos ibéricos y en los franceses.
    Del ganado bravo que unos y otros enfrentarán cabe decir que pese al general descastamiento y al bajón de los hierros llamados toristas, habrá mucho que torear con lucimiento de entre las camadas de no pocas ganaderías que son ahora mismo las más apetecibles y de más seguro rendimiento:Núñez del Cuvillo, Juan Pedro Domecq, Fuente Ymbro, Garcigrande, El Pilar, Alcurrucén, Puerto de San Lorenzo y, pese a su cierto bache, Victorino Martín. Hay varias más pertenecientes a los mismos encastes Domecq, Núñez y Atanasio como Jandilla, Zalduendo, Daniel Ruiz, Valdefresno, Dolores Aguirre... pero no tan rentables como las mencionadas.

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