Llevo unos días alejado de casi todo, uno días de necesaria desconexión, unos días que han sido un recomendación médica pues necesitaba alejarme, poner montaña de por medio, poner esa necesaria distancia que haga recuperarme no tanto de la enfermedad que padezco sino de las secuelas que me han ido acompañando de unos meses para atrás.
Por eso cuando en una de esas ocasiones que abres el ordenador para actualizar SED VALIENTES me entero que se ha celebrado Cabildo de mi querida Hermandad de Resurrección de San Fernando y que los hermanos han dado el voto unánime a mi querido amigo, mi querido hermano en la Fe y en tantas cosas José Antonio Faiña Mora como nuevo hermano mayor en sustitución de Antonio Moreno Sierra que ha realizado una gran labor en estos últimos años en esta Cofradía del Domingo de Resurrección.
A José Antonio lo conozco desde hace muchos años, de tanto tiempo que cuando echas la vista atrás te lo encuentras de sopetón. Era el ATS que cuidaba la tensión de mi madre María del Carmen, de hecho ella no quería ponerse en otras manos porque siempre la trataba con inmensa educación, con inmenso cariño, con inmensa paciencia. Nada más que por eso te doy infinitas Gracias querido amigo.
Él, cuando fue a visitar a Jesús de los Afligidos en un Besamanos de Domingo de Pasión, fue el que me apuntó en la Hermandad de Resurrección y yo lo hice en justa correspondencia con Afligidos. José Antonio fue el que me regaló la venera de la Hermandad y que la guardo como oro en paño aquí en mi Atalaya de Villaluenga del Rosario.
Aunque la vida hace que cojas por otros senderos y camines por otras veredas siempre me he encontrado con mi buen hermano José Antonio y aunque yo haya puesto montaña de por medio siempre hemos estado en contacto. He sabido de sus inquietudes profesionales, personales, espirituales, he conocido de primera mano, que es como hay que conocer las cosas, lo que le preocupaba, lo que le ilusionaba, lo que le desesperaba...
Y por eso me alegro tanto que seas mi Hermano Mayor, porqué sé de tu fidelidad a la Iglesia, de tu entrega a este apostolado que llevas en la sangre y que te enseñara en los inicios de tu vida el mismo Jesús Nazareno y la Madre de los Dolores.
Sí, los Dolores de María y Jesús con la Cruz a cuesta en su Pasión, Muerte que no lleva directamente a la Resurrección porque si esta no hubiera sucedido nada de esto tendría verdadero sentido.
Eres un hombre afable, con una sonrisa eterna, que sabes coordinar, dirigir, pero no mandar porque los buenos líderes no mandan sino que dirigen y coordinan.
Te acompañan un equipo de personas entregadas a un apostolado apasionante que es puerta de entrada en la misma Iglesia. Quién no quiera ver esto mal anda.
Por eso te doy mi enhorabuena, te encomiendo junto al resto de tu junta de gobierno, para que tengáis un fructífero mandato, para que sigáis haciendo Hermandad en el Barrio del Parque y más allá de estos límites geográficos, para que sigáis llevando la Resurrección de Cristo a todos sin excepción.
Personalmente me alegro mucho porque sé que eres un hombre de gran valía, de inmensa disposición, de una imprescindible vocación de servicio, de una formación extraordinaria, de una coherencia personal intachable.
¡Me alegro mucho hermano! ¡Te lo mereces!
Ya sabes donde estoy para lo que pueda necesitar, me encontrarás siempre aunque desde hace ya muchos años esté alejado del mundanal ruido aquí en mi Atalaya en Villaluenga del Rosario.
Recibe un abrazo fraternal,
Jesús Rodríguez Arias
Fotos: Islapasión e Ignacio Bermejo
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