Hoy mi artículo publicado en Información San Fernando es una crítica a esos que siempre quieren figurar a toda costa, que cuando van a algún acto quieren ser sentados en la primera o en su defecto la segunda fila porque creen que eso da prestigio...
Quieren ser sentados o se sientan ellos sin más miramientos...
En este artículo salen algunos nombres, cosa inusual en mis escritos, pero hay que decir que han sido o son personajes públicos porque los que no tienen esa "categoría" omito nombrarlos.
Hoy mi artículo está dedicado a los "Figurones".
Seguro que tu conoces a alguno, seguro que se te viene a la cara alguna cara y es que estos abundan más de lo que creemos.
Espero que muchos no se sientan ofendidos pero la verdad es que tal cosa a estas alturas me da exactamente igual...
Jesús Rodríguez Arias
FIGURONES
Ya sea en un acto religioso o
eminentemente civil hay personas que se creen que tienen el derecho de sentarse
siempre en primera o como mucho segunda fila y que hacerlo más para atrás le
supone un desprestigio personal que por supuesto no están dispuesto a asumir.
Entiendo que se ocupe este sitio si ostentas una alta representación y has sido
invitado expresamente pues el cargo obliga a ocupar el lugar que te indican y
además agradecido por ello pues tienen en consideración a la institución que
llevas a gala pertenecer.
Pero hoy os quiero hablar de
esos que teniendo un cargo vitalicio o limitado por el tiempo no consienten
sentarse en una fila más atrás que las dos primeras pues parece que ellos y sus
honorables posaderas dan dignidad a ese lugar de privilegio.
Algunos casos para que nos
vayamos situando: El pasado domingo 2 de septiembre se celebraba en Villaluenga
el día grande de las Fiestas Mayores que están dedicadas a nuestra Patrona, la
Santísima Virgen del Rosario. En este día no cabe otro interés que rendir culto
a la Madre y Señora. Por sorpresa
apareció por allí, después de muchos años sin hacerlo, la ex-alcaldesa de
Jerez, María José García Pelayo con un pequeño séquito de compañeros de siglas.
Después de saludar a muchos de los que allí estaban, hacerse las pertinentes fotografías, otearon el lugar en el que
disponían sentarse pues estaba la Iglesia a rebosar. Solamente reservadas dos
filas de bancos a cada lado para las Reinas y Damas de las Fiestas y personas
que las acompañaban. Ven una fila vacía todavía por ocupar y sin cortarse un
pelo allí se sentaron. No era la primera fila pero bueno esta también servía.
Viéndolo desde atrás parece que algunos representantes públicos tienen que
estar al frente mientras el pueblo sencillo y llano siempre va por detrás. En
cambio el alcalde, Alfonso Carlos Moscoso, estaba sentado junto a su mujer en
un banco lateral en medio de la Iglesia. Gracias a Dios todavía hay
diferencias…
Me retrotraigo al día en el
que Mons. D. Juan del Río celebraba Solemne Eucaristía donde se despedía de los
feligreses del Obispado de Asidonia-Jerez tras ser nombrado Arzobispo Castrense
de España. Don Juan es un hombre afable, educado, elegante, diplomático,
cariñoso, cercano y os puedo asegurar que fue saludando a uno por uno de los
que entraban para compartir con él este momento tan especial. Saludaba a todos
por igual fuese cargo institucional o un simple feligrés. Las campanas sonaban
anunciando la inminencia de la Misa y entonces se le acercó una concejal del
equipo que gobernaba por aquél entonces Pilar Sánchez y le dijo que la
alcaldesa venía de camino y que la esperase. Don Juan miró el reloj y le dijo
al Deán que ya habían pasado los minutos de cortesía, que era hora de empezar
la Misa. Eso hizo y en medio de la Eucaristía llegó Doña Pilar toda apurada
recorrió el pasillo central y se sentó en… ¡La primera fila!
Esto suele suceder en todos
los órdenes de la vida, en todos los actos al que asistan las llamadas
“autoridades” ya sean académicas, políticas, sociales…Todos se creen en la
potestad de ocupar la correspondiente primera fila porque ellos lo valen y
cuando son invitados es su lugar indiscutible pero cuando van libre esto es
otra cosa…
Recuerdo un importante acto
eminentemente eclesial organizado en un edificio público por el interés general
que despertaba y donde había un escrupuloso y medido protocolo. Todos tenían su
sitio reservado. A mí gentilmente me reservaron uno en la segunda fila cosa que
amablemente decliné para ir a otro donde pudiera al menos cruzar las piernas.
Entonces llegaron unas personas que asistían al acto en cuestión y que se sentaron en
lugares vacíos menos una que lo hizo en la primera para sorpresa de propios y
extraños. Cuando el responsable de protocolo se acercó para conferirle que se
levantara pues el sitio estaba reservado le dijo que no se movía de allí, que
era académico, que si no sabía con quién estaba hablando… Pienso que muchas de
los que llamamos “autoridades” se lo creen de tal manera que cuando ocupan un lugar,
siempre donde puedan relumbrar, no solo asientan sus posaderas sino que con estas
crean cátedra, la que sea, la que ellos se imaginen, la entiendan tienen ante
los ojos de los demás. Por eso hay que intentar distanciarse de los sitios de
privilegios pues estos nublan el ego y nos distancian de lo que es la realidad.
Jesús Rodríguez Arias
No hay comentarios:
Publicar un comentario