Con la mirada perdida en estos campos y en esta montaña te recuerdo...
Este domingo moría un hombre bueno, un hombre que nos quiso y quisimos mucho, un hombre que siempre fue amable, que siempre se preocupaba, que siempre nos saludaba como uno más de su familia cada vez que nos veíamos en el paseo del mirador de la Manga, sentadito en un banco, o en el cruce que es el principio de la Avenida de los Arbolitos o final si se va a salir, frente al pozo blanco, frente al campo, la montaña y esa finquita que lleva su nieto donde tiene sus animales...
Sí, os estoy hablando de Lázaro...
Lázaro era marido de Elena conocida como "la panadera", padre de Pepi que es la persona que ha seguido al frente junto a su marido e hijos de hacer pan del bueno para todo el pueblo y sus alrededores.
Hace poco más de un año se marchaba Elena hacia la Casa del Padre tras luchar con una grave, larga y correosa enfermedad y os puedo decir que Lázaro, para mí que me gusta observar, dejó de luchar.
Sí, parece mentira pero esa es la impresión que me dio, que daba la partida por ya jugada, que seguiría con sus hábitos de acompañar a su hija en la trastienda de la panadería, estar en su casa que lo llenaba de emocionados recuerdos, darse sus paseos a paso lento bastón en mano así como sentarse en su banco mientras perdía la mirada en esos momentos vividos que sabía no volverían.
Os puedo decir que quise y quiero mucho a Lázaro porque fue un hombre que siempre me enseñó mucho, me mostró un cariño muy profundo, me habló desde la sinceridad del corazón, desde la profundidad del alma, y por eso sé que ya estaba transitando por esta vida pero que ya tenía los ojos puestos en ese lugar donde estaban tantos seres queridos y que está donde se pierde la vista tras el Caíllo...
Me contó lo orgulloso que se sentía de sus hijos, de sus nietos...
Me contó como sus nietos lo mismo metían mano en la panadería como se iban al campo a cuidar el ganado, ese campo de sus amores que sabía no transitaría más a pie pero que estaba anidado en su corazón pues en verdad el perder su mirada en este le hacía enormemente feliz.
Lázaro siempre fue un luchador como su mujer Elena, siempre trabajó a destajo, siempre luchó por lo que creía y eso le ennoblece, eso es la mayor y mejor herencia que le ha podido dejar a sus hijos, a sus nietos, a sus familiares, a su pueblo y a todos los que tuvimos oportunidad de conocerlo bien y quererlo de verdad.
Cuando me daba uno de esos paseos que tanto me gustan donde el reloj se para y solo importa lo que es verdaderamente importante me lo encontraba sentado en su banco o bien mirando a su Pueblo o bien mirando al campo de su alma..., nos saludábamos con inmenso cariño, un fuerte abrazo y un beso pues para mí Lázaro era parte de mi familia y yo sentía la misma consideración para conmigo. Me sentaba a su vera y hablábamos... Empezábamos con el tiempo y después nos metíamos en honduras, en las profundidades que abarca el mismo alma. En ese banco sentadito los dos lo mismo aparecía una sonrisa o sentíamos como se humedecían nuestros ojos, me hablaba, me contaba, me confesaba y yo le escuchaba porque las veces que abrió su corazón es el inmenso tesoro que llevo en el mío porque estas conversaciones me han ayudado y mucho, me han hecho ser el que soy, me han ofrecido la capacidad de admirar y valorar lo que verdaderamente es admirable y que tiene valor que dista mucho lo que el mundo piensa.
Sí, con Lázaro empecé a comprender lo que es la Pureza de lo Auténtico...
Hoy ya está con su Elena, con sus seres queridos, con la Virgen del Rosario que ha ido a recibirlo para acompañarlo. Me imagino que irá junto a Ella con su eterno bastón para encontrarse el mismo con el mismo Dios que lo recibirá a puertas abiertas.
Hoy ya es Feliz porque consiguió poder caminar por los eternos campos de la Gloria que bien sabemos está en ese punto fijo donde se pierde la vista tras el Caíllo.
Mi pesar, mi dolor, mi tristeza, a sus hijos, nietos, Familia, amigos así como a Villaluenga del Rosario. Lázaro ha marchado sabiendo cuánto lo queríamos porque su Familia les ha trasladado el tiempo que ha estado en el hospital nuestro sincero cariño. Sabéis os quiero mucho y que estoy siempre para lo que podáis necesitar.
Mañana lunes se celebrará su Funeral y su cuerpo será enterrado en el Cementerio que cobijara la Iglesia del Salvador donde se puede divisar con claridad la montaña y también el campo...
Descansa en Paz querido Lázaro, bien sabes que ya te estoy echando de menos.
Jesús Rodríguez Arias
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