El santuario del Campo de los Pastores tiene una nueva fraternidad. Una celebración oficial el 1 de noviembre daba la bienvenida a los dos nuevos frailes del santuario custodiado por los franciscanos de la Custodia de Tierra Santa. Hace tiempo que en el convento no residía una fraternidad, pero el lugar nunca dejó de ser visitado por muchos grupos de peregrinos y devotos. Por ello, el pasado julio se decidió su reapertura, para evitar el desplazamiento diario de frailes desde la iglesia de Santa Catalina para acoger a los peregrinos. Los dos nuevos hermanos que se ocuparán del santuario del Campo de los Pastores son fray José María Falo Espés, como guardián y fray Manuel Domínguez Lama.
En la ceremonia que tuvo lugar en la gruta del Campo de los Pastores, frailes llegados de diferentes lugares de Tierra Santa dieron la bienvenida a la fraternidad. Tras la proclamación del Evangelio del lugar, se leyó la narración de la Navidad en Greccio. Asistió también el Custodio de Tierra Santa, que pronunció una breve homilía.
«La apertura de una fraternidad en un lugar santo es siempre motivo de alegría para nosotros – decía fray Francesco Patton -, sobre todo porque permite residir en un lugar y experimentar las gracias del mismo día y noche. Y aquí la noche es mucho más importante que el día». Tal como cuenta el Evangelio sobre este lugar, de noche los pastores velaron en el campo, de noche los ángeles trajeron su gran anuncio, “Hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador”, y cantaron Gloria in Excelsis Deo. Así, puesto que cada santuario tiene una celebración específica relacionada con el acontecimiento bíblico que ocurrió en él, en el Campo de los Pastores se recordará cada día la vigilia de los pastores, el anuncio de los ángeles y su canto de alabanza a Dios. El Custodio dio las gracias a los frailes que han aceptado con obediencia establecerse allí y hacerse cargo del lugar, y también a fray Artemio Vitores, guardián de la Casa de Belén, casa madre de la nueva fraternidad del Campo de los Pastores. «Deseo que los hermanos que van a vivir aquí sepan ser un poco pastores y un poco ángeles», decía fray Patton. Pastores para velar, ángeles para orientar a los peregrinos que llegan de todo el mundo y ayudarles a «contemplar y adorar al niño que se nos ha dado».
Delante de la entrada del convento, el secretario de Tierra Santa fray David Grenier leyó después el decreto oficial de apertura: «Declaro constituida la casa filial del Campo de los Pastores, formando parte de la casa guardianía de Santa Catalina de Belén». A continuación, entregó el sello oficial de la Custodia de Tierra Santa. Dentro del convento un pequeño refrigerio esperaba a los presentes, para celebrar un momento de comunión fraterna.
«Mi deseo es estar al servicio de los peregrinos y que los que vengan aquí puedan encontrar la alegría, como los pastores que volvían de Belén», decía fray José María Falo Espés, el guardián de la nueva fraternidad. Fray Manuel Domínguez Lama, que también servirá en el Campo de los Pastores, acogía con gozo el nuevo cometido: «Estoy contentísimo de estar aquí, donde se reúnen muchos peregrinos. Con ellos cantamos y reímos juntos. La gente quiere conocer nuestro carisma y es una experiencia preciosa». Es tanta la afluencia que allí se celebran hasta veinticinco o treinta misas al día. «Es un sitio de sencillez, un lugar para la minoridad – concluía fray Manuel -, porque los pastores hacían un trabajo humilde. La minoridad aquí se ve y se vive».
Beatrice Guarrera
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