jueves, 30 de noviembre de 2017

UN REGALO PARA LA FRATERNIDAD DE LA CUSTODIA: TRES NUEVOS PROFESORES SOLEMNES



La fraternidad de la Custodia de Tierra Santa acogió con alegría a tres nuevos profesos solemnes. Fray Alexander Castillo Flores, fray Wilder Medardo Porras Ibáñez y fray Ángel Huilton López Meléndrez pronunciaron sus profesiones solemnes el 29 de noviembre en la iglesia de San Salvador.
Los jóvenes, procedentes de Perú, estaban sentados en los bancos de la primera fila y, para celebrar con ellos este importante momento, también estaban presentes muchos otros frailes de la Custodia, hermanas de las comunidades locales, parroquianos y amigos. El 29 de noviembre fue un día especial para todos los franciscanos porque es la fiesta de todos los santos de la Orden Franciscana y porque se recuerda el día de la aprobación de la Regla de los Hermanos Menores por el papa Honorio en 1223.

Presidió la celebración el Custodio de Tierra Santa, fray Francesco Patton. En su homilía, fray Francesco dijo, dirigiéndose a los profesos solemnes: «Es un día especial para vosotros que hacéis vuestra profesión solemne y para nosotros, porque nuestra fraternidad os acoge como un regalo del Señor, como un don para siempre». Regla, profesión y santidad van de la mano, según afirmaba el Custodio. La regla es el libro de la vida, el camino de la perfección, un pacto de alianza eterna, pero lo que se requiere de los frailes no es ajustar su conducta a un texto. Lo que se les pide es seguir a Jesús, amando como él. «Sin Dios nuestra vida experimenta la corrosión y la corrupción», recordó fray Patton.

Antes de pronunciar los votos solemnes, se cantaron las letanías para pedir la ayuda de los santos. Fray Alexander, fray Wilder y fray Ángel rezaron postrados en tierra, con la voluntad de entregar su vida a Dios. Con gran emoción, los tres frailes leyeron después la fórmula de la profesión en español, su lengua materna. Tras la bendición del Custodio, uno a uno el resto de frailes quisieron recibir a los nuevos profesos con un abrazo fraterno. Un abrazo de alegría por la realización de la llamada del Señor sobre ellos y por tenerles como regalo para la Iglesia.
Fray Luis Enrique Segovia, maestro de postulantes en Belén, tomó la palabra antes de la bendición en representación de la Provincia de los doce apóstoles (de la que proceden los tres frailes).

Tras la celebración, los asistentes se reencontraron en el salón de la Curia para tomar un pequeño refrigerio. «Hace nueve años entré en la Orden e hice la primera profesión en 2011 – contó fray Alexander -. Nunca habría imaginado hacer las profesiones en Jerusalén. Es un sueño, es un precioso paso en tu vida. Aquí no está tu familia, pero la fraternidad te llena de cariño». Fray Ángel, también él profeso solemne, recordó con emoción cómo llegó a ser franciscano: de su vida en un país con una familia productora de café y plátanos, a los estudios en la ciudad, hasta el encuentro con un franciscano que le propuso pasar un periodo en un convento. «Estar aquí en Jerusalén es algo providencial para mí», dijo.

Fray Wilder tampoco habría pensado nunca hacer la profesión solemne en Jerusalén, ni venir a estudiar a Tierra Santa. Pero el Señor lo llevó allí, cerca de él, al seminario de San Salvador. Tampoco pensó que haría las profesiones solemnes tan pronto, porque estaban previstas inicialmente para el próximo año. «Cuando nos lo anunciaron, fue una conmoción – dijo fray Wilder -. Hasta ahora no podía creerlo, pero hoy es lo que Dios ha escogido para mí. Hoy doy un paso adelante, me siento más seguro».
Ante la pregunta sobre cómo celebrarían el importante momento, fray Wilder contestó con una sonrisa: «Esta noche haremos una cena y después todo habrá terminado. Pero la alegría permanecerá».

Beatrice Guarrera

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